dijous, 8 d’agost del 2013

Mi "despedida"

Buenas. Sé que esto no lo va a leer nadie pero si alguien lo hace, se lo agradezco de antemano. Ya hace más de un año que dejé de escribir esta historia en este blog que tanto cariño le guardo y llevaba mucho tiempo queriendo publicar una entrada como esta porque creo que se lo merece. No sólo la historia, sinó todos los que la habéis leído alguna vez y el tiempo que yo dediqué en escribirla. Creo que os merecéis un por qué.
La verdad es que dejé de escribirla por una simple razón y es que la única inspiración que tenía para escribir la historia eran sus protagonistas (Anna y Dani) a los cuales sigo viendo, siguiendo, admirando y queriendo a día de hoy tanto como antes pero que, sin embargo, algo cambió en ellos y es que ya no les veía juntos en televisión. Entonces mis ganas y mi ilusión de escribir iban disminuyendo y, por respeto a vosotros y a la historia, creí que no valía la pena seguir escribiendo sin ganas porque no lo haría igual y la historia hubiera perdido todo su encanto. Ya no tenía esa ilusión de ponerme en frente del ordenador e inventarme otro capítulo porque mi inspiración ya no estaba ahí. La dejé de escribir en verano y luego tampoco tuve tiempo al empezar el curso de pensar más en ella ya que iba muy estresada.
Sólo quiero agradecer a todos los que la habéis leído, os haya gustado o no, a todos los que os habéis tomado un tiempo para leer lo que yo escribí con tanta ilusión y cariño. Me da nostalgia pensar en ello porque la verdad es que gracias a este blog conocí a muchas otras "escritoras" geniales con sus maravillosas historias que me encantaban. Si os soy sincera, admiro a las que aún seguís escribiendo y os animo a que sigáis hasta que os canséis. No he vuelto a leer ninguna otra historia ni he seguido las que leía desde que dejé de escribir la mía por la misma razón que he dicho anteriormente. No time.
La verdad es que sí tenía un final pensado para mi historia y más cosas para que les sucedieran a los dos magníficos protagonistas pero de momento se queda con el último capítulo que escribí que, por cierto, tampoco es triste así que de momento la historia se queda con ese final "feliz". No tengo ni idea de si algún día a lo mejor me vuelve a picar el gusanillo y vuelvo a escribirla para terminarla, la verdad es que no lo sé y no puedo confirmar nada.
Espero no haberme dejado nada. Repito, no creo que esto se lo lea nadie pero si alguien lo hace, chapó por él/ella!:) Era una necesidad que tenía dentro desde hacía tiempo.
Gracias otra vez a todos por haberla leído y comentado. Que, por cierto, no hace mucho leí un nuevo comentario de alguien que se la había leído toda. Mil gracias!! Espero que la hayáis disfrutado tanto como yo haciéndola.
Finalmente, agradecer sobretodo a Azahara y Marlen que son las que aún siguen ahí. Magníficas personas y escritoras las dos, enserio. Os adoro!
Y, recordad que esto no fue nada más que algo inspirado en ellos! Muchos besos. Qué bonita experiencia bloguera ;)

dijous, 21 de juny del 2012

Capítulo 155: Por eso me gustas tanto


El sol ya había alcanzado su máximo. Eran las dos del mediodía y yo aún seguía con Anna, ya que íbamos a pasar todo el fin de semana juntos. Uf, sólo de pensarlo, se me hinchaba el corazón de felicidad. Todo un fin de semana. Con todas sus horas, sus minutos y sus segundos. Y, por supuesto, con sus ojos y con su mirada enamorada que conseguía enamorarme una y otra vez a mí también. Estábamos paseando por el parque, cogidos de la mano y hablando tranquilamente cuando nos quedamos un rato en silencio.
-¿Qué piensas?-me dijo mirándome fijamente.
-¿Qué? Nada...-le contesté. Me acababa de pillar por sorpresa con esa pregunta.
-No, enserio. ¿Qué estabas pensando?-me volvió a preguntar ahora con una de sus sonrisas para tranquilizarme.
-¿De verdad quieres saberlo?-le pregunté serio.
-Si...-dijo bajito dudando de mí. La cogí de la otra mano e hice que apoyara su espalda en el tronco del árbol más cercano a nosotros. Le aparté el pelo de la cara y la miré a los ojos, acariciando su mejilla suavemente. Le di un beso en su otra mejilla y me acerqué a su oído mientras uno de mis dedos acariciaba su clavícula, bajando luego por su escote...
-Pues en realidad estaba pensando en esta mañana...-le susurré.-En las ganas que tenía de volver a hacer el amor contigo de esa manera tan... bff... brutal. En las ganas de tocar y acariciar todo tu cuerpo sin pensar en nada más, de sentirte mía y sólo para mí. De besarte todo lo que quisiera y de sentir cada parte de tu cuerpo pegada al mío. De sentirte a ti, con las mismas ganas que yo y de temblar de placer cada vez que oía un suspiro tuyo. De eso, Anna. Eso es lo que estaba pensando.
Se había quedado en silencio, escuchándome atentamente. Me separé un poco de su oído para mirarla a los ojos. Pero no me los encontré. Su mirada había descendido hacia bajo y sus mejillas se habían enrojecido.
-Dios, me encanta saber que aún te pones nerviosa cuando te digo estas cosas...-le volví a susurrar aún mirándola a los ojos. Aún pegando parte de mi cuerpo al suyo.
-Y qué quieres que haga? Me debilitas con esa voz...-contestó ascendiendo su mirada hacia la mía.
-Mmm... ¿ah si...? ¿te gusta mi voz?- le susurré acariciando parte de su cuello con mis labios.
-Si...-dijo aguantándose el escalofrío.
-Sólo mi voz?-volví a susurrar en la misma posición.
-No, pero... estamos en medio del parque... ¿sabes, cariño?-contestó posando sus manos sobre mi pecho.
-Jo... tienes razón.-contesté separándome un poco pero no lo suficiente como para despegar mi cuerpo del suyo.
-Vamos a comer...-me dijo aún mirándome.
-Vale pero antes, bésame.-la miré fijamente. Se quedó mirándome asombrada.-Por favor, Anna... ¿no crees que me lo merezco? Me estaba aguantando las ganas pero es que ya no puedo más... No nos va a ver nadie ya.
Y antes de terminar de decir la última palabra, sentí sus labios, pegados a los míos, callándome, para empezar a besarme con total sinceridad. Un beso tierno y serio, de esos que me vuelven loco porque me lo transmite todo. Y se lo devolví, por supuesto que lo hice. Le acaricié el labio con mi lengua y sentí que me rodeaba el cuello con sus brazos. Estuvimos unos segundos más besándonos, disfrutando de ese momento que había surgido así, sin más. Abrí un poco más mi boca para sentirla aún más y me volvió a responder hasta que se separó mirándome a los ojos. Puso su mano en mi mejilla y me sonrió dulcemente.
-Te quiero.-le susurré.-Preciosa.
-Y yo a ti, tonto.-dijo dándome un pico. Me cogió otra vez de la mano y empezó a andar otra vez. Se me había quedado una sonrisa de oreja a oreja. Esa sonrisa de tonto que te queda después de besar de esa manera a la persona de la qual estás enamorado. Noté que Anna me miraba y también sonreía pero decidí seguir hacia delante.
-Y... ¿a dónde vamos a comer?-le pregunté unos minutos más tarde.
-No sé... a donde quieras.
-No vale, Anna... yo te he llevado a un sitio para desayunar. Ahora tu me tienes que llevar a algún sitio para comer!-le respondí como un niño pequeño.
-Jajaja así que ese era tu plan eh...-me contestó pasando su brazo por mi espalda.
-Jaja no... pero quiero ir a un sitio nuevo...
-A ver, dejame pensar...-dijo parándose un momento.
-Que sea bonito, eh!-le dije pasando mi brazo por su espalda también.
-Jajaja cállate, caprichoso. Vamos a ir a algún restaurante que me guste...
-Eh, que a mí también me tiene que gustar, mi amor...-dije dejándole otro beso en la mejilla.
-Te va a gustar. Te gusta todo lo que a mí...-dijo sonriéndome por el beso.
-En eso te doy la razón... por eso me gustas tanto.

dilluns, 11 de juny del 2012

Capítulo 154: Otra sonrisa


-Ven Anna, es aquí.-le dije agarrándola de la mano.
-¿Aquí? ¿Qué es esto, Dani?-me miró insegura.
-Jajaja no me pongas esa cara. Vamos a subir. -le dije abriendo la puerta del edificio.
-Pero ¿a dónde me has traído?-preguntó.
-Shhht ¡te he dicho que era sorpresa!-le contesté aún cogiéndole la mano. Me siguió mientras la guiaba subiendo las escaleras hasta llegar a una planta con ascensor.
-Este edificio es muy raro... Nunca había estado aquí.-me dijo entrando en el ascensor.
-Mejor. Jaja ven aquí...-le dije abrazándola una vez dentro.-Y no pongas esa cara. Seguro que te va a gustar.-le di un beso en la mejilla y me separé de ella. Al hacerlo, vi que me estaba sonriendo. Llegamos a la planta más alta del edificio y nos recibió un cartel con el nombre del hotel.
-¿Me has traído a un hotel?-dijo confusa.
-Jaja que no... ven.-la volví a coger de la mano y volvimos a subir unas escaleras, esta vez más estrechas. La noté nerviosa.-Venga, ya estamos. Es aquí.
Le dejé abrir la puerta a ella, aunque esta era de vidrio y ya se veía todo, prácticamente. Nos recibió una enorme terraza: había poca gente, unos sentados en el bar de la derecha, y otros apoyados al borde, observando las vistas. Por su alrededor estaba toda decorada con flores de distintos colores y sobretodo tulipanes.
-Anna...-le susurré.
-¿Qué?-me contestó aún contemplando el lugar.
-¿Quieres desayunar conmigo?-le susurré sonriendo.
-Jajaja, claro mi amor... Dios, esto es precioso. Y esas flores... me encantan. ¿Has visto los tulipanes azules? ¡Son preciosos!
-Jajaja sabía que te gustaría, ¡amante de la naturaleza!
-Jaja... de la naturaleza y de la floresh!-dijo imitando a una niña pequeña.
-Jajaja me encantas, Simon.-la miré sonriendo.
-Gracias por traerme aquí.-dijo apoyando su cabeza en mi hombro y dejándome un save beso en el cuello. Nos sentamos en una de las pequeñas mesas redondas del bar de la terraza y enseguida pedimos nuestro desayuno.
-Qué vistas más bonitas...-me dijo.
-Aún no las has visto bien... cuando terminemos de comer, te las enseño.
-Vale, experto. ¿Me explicas también la historia de la ciudad?
-Jajaj eh, no te rías de mí! Que lo estoy haciendo con cariño...-le contesté picado.
-Jajaja ya lo sé... era broma.-me contestó sonriéndome a la vez que me miraba a los ojos. Dios, le brillaban. Estaba aún más bonita que antes. En ese preciso momento, nos sirvieron el desayuno.
Después de un rato comiendo en silencio, me preguntó:
-Y... habías traído a alguna de tus novias aquí antes?-me quedé en silencio durante un instante. Nunca me imaginé que me fuese a hacer esa pregunta.
-¿Enserio te importa eso?-le contesté frunciendo el ceño.
-No... bueno... no sé.-dijo nerviosa.
-Pues que sepas que no. Tú eres la única que ha estado aquí conmigo. Esta terraza me la enseñó mi amigo Iván, poco después de llegar por primera vez a Madrid y desde entonces aún no había vuelto. ¿Contenta?
-Lo siento... es que es un sitio precioso.-contestó, y con eso consiguió sacarme una sonrisa.
-Lo sé, ¿te gusta?-le pregunté curioso.
-Me encanta... de verdad.-me volvió a mirar a los ojos.
-Me alegro, de verdad.-le contesté con otra sonrisa. Pronto terminamos de desayunar y me levanté.
-Venga a ver las vistas, señorita.-le dije cogiéndola de la mano.
-Encantada, señorito.-contestó divertida. Fuimos hasta el borde de la terraza y nos apoyamos sobre la barra de madera, el uno al lado del otro.
-Uau... nunca había visto Madrid desde el aire...
-Jaja bueno desde el aire, desde el aire... tampoco.-le contesté mirándola.
-Bueno, me refería a esta altura, ya sabes... jajaja
-Ya sé.-le contesté sonriéndole.-Ponte aquí.-le dije señalando. La cogí de la cintura y la puse delante de mí, de caras a la ciudad. La rodeé con mis brazos y apoyé mi barbilla sobre su hombro izquierdo.
-Ummm... así mucho mejor.-dijo acariciándome la mejilla con su mano.
-Si, ¿verdad?-le dije. Y me quedé mirándola un buen rato, mientras ella disfrutaba de las increíbles vistas, y del sol que hacía esa mañana en Madrid.-Eres guapísima.-le susurré al verla sonreír. Giró la cabeza hacia la mía y se acercó a mis labios, besándolos suavemente. Hizo que yo abriera los míos y la besara aún más. Beso que nos dejó a los dos con un suspiro que pedía más.
-Te quiero.-dijimos los dos a la vez al segundo de separarnos. Y, seguidamente, otra sonrisa. Otra de las suyas. Otra de esas tontas que me vuelven loco...

dimarts, 1 de maig del 2012

Capítulo 153: Una mañana llena de amor


Me desperté antes que ella. De hecho, creo que no dormí mucho esa noche. Estaba tan feliz por tenerla a mi lado, por poder acariciarla y besarla en el momento que quisiera que no fui capaz de dormirme. Me giré hacia el lado en que estaba Anna y le acaricié su barriga, por debajo de su camiseta. Le di un tierno beso en el cuello aunque ya sabía que se había despertado. Me estaba acariciando el brazo que tenía yo en su barriga y sin darse cuenta, le había salido una sonrisa.
-Guapa.-le susurré al oído. Le di otro beso. Esta vez en la mejilla. Me acarició el pelo y se giró lentamente hacia mí.
-Hola...-dijo aún con los ojos cerrados.
-¿Nos duchamos?-le dije apartándole un mechón de pelo de los ojos. Entonces los abrió y me miró fijamente.
-Vale.-contestó sonriéndome. Le devolví la sonrisa y me levanté para ir hacia el baño. Abrí el grifo de la ducha para que el agua se calentara. Me quité los calzoncillos que llevaba puestos y al girarme vi a Anna mirándome desde la puerta del baño.
-¿Qué haces aquí parada?-le dije sonriendo.
-Observarte... ¿me desnudas?-me dijo acercándose a mí. Sonreí y la ayudé a quitarse mi camiseta y las bragas que llevaba puestas.
-Entra, que el agua ya está caliente.-le dije poniéndome detrás suyo. Entramos los dos en la ducha y la abracé por detrás mientras regulaba la temperatura del agua a su gusto. La hice girarse de caras a mí y me abrazó entrelazando sus brazos por detrás de mi cuello. La empujé hacia el chorro de agua notando por segunda vez su cuerpo pegado al mío.
-Creo que nunca me cansaré de tenerte así de cerca...-le susurré al oído. Noté su risa en mi cuello y seguidamente, un par de besos en él.
-¿Ah no...? Más te vale...-dijo con otra de sus sonrisas. Y me acerqué a sus labios, para terminar besándola lentamente. Nos duchamos cada uno por su lado, pero seguíamos hablando y riéndonos el uno del otro. Una vez enjabonados, Anna se puso rápidamente debajo del agua y la empujé hacia mí para ponerme yo pero terminó resbalándose. La cogí rápidamente por la espalda pero también perdí el equilibrio y terminamos los dos sentados en la bañera.
-¡Auch! ¡Dani! ¿Qué has hecho? Jajajaja-dijo riéndose mientras me miraba.
-Jajaja fue culpa tuya, yo me quería meter primero!
-Jo, ahora no puedo levantarme... ¿me ayudas?
-No...-susurré mirándola fijamente.
-¿Cómo que no?
-Ven.-le dije. Me miró insegura. -Ven aquí.-repetí señalándole mi regazo. Se acomodó lentamente sobre mis muslos y finalmente se sentó volviendo a entrelazar sus brazos por mi cuello.
-Preciosa.-le volví a susurrar. Sonrió tímidamente y me besó suavemente.
-Te quiero.-me dijo al separarse. Empecé a acariciar su cuerpo y enseguida pilló mi idea. Me besó el cuello con fuerza y acarició mi torso también mostrándome su deseo. La cogí del cuello para besarla efusivamente y seguidamente me empezó a hacer el amor. Ella a mí. En la bañera, aún con restos de jabón por todos nuestros cuerpos, estuvimos haciendo el amor mientras el agua me mojaba la espalda. Me sentí como nunca, ambos disfrutamos de ese momento de placer. La amé por segunda vez.
Al terminar, la ayudé a levantarse y nos metimos los dos debajo del agua para acabar de quitarnos el jabón. Le escurrí el pelo y cogimos las toallas para secarnos.
-Me ha encantado, cariño.-me dijo dándome un pico una vez nos habíamos secado.
-¿Te crees que a mí no? Eres increíble, Anna...-le dije dándole un beso yo. Sonrió girando la cabeza y nos vestimos rápidamente.
-¿Tienes hambre? Vamos a un bar a desayunar, que no tengo ganas de ensuciar la cocina...-me dijo ya fuera del baño.
-Vale, ¡conozco un sitio precioso para desayunar!-le dije mientras se ponía los zapatos.
-Jaja ¿ah si? ¿Y dónde está eso?
-Bueno, si estás tú, todos los sitios son preciosos para desayunar, pero creo que este te va a gustar...
-Mira que eres romántico cuando quieres... ¡estoy impaciente!-dijo ya vestida del todo.
-¡Vamos!-le cogí la mano y salimos de su piso con cuidado de que nadie nos reconociera. "Este fin de semana va a ser perfecto..." me dije mientras andábamos juntos por la calle.

diumenge, 22 d’abril del 2012

Capítulo 152: Su mismo aroma de siempre

Realmente lo necesitaba. Necesitaba hacer el amor con ella. Con la única que me siento perfectamente satisfecho. Con la única que es capaz de hacerme tan feliz. Había sido increíble: sus caricias, sus besos, su olor... y su forma de hacerme sentir querido mientras yo lo daba todo de mí. Sus "te quiero", sus "me encantas", me volvían cada segundo más loco mientras sentía su cuerpo pegado al mío, como si nada nos pudiera separar. Amé el momento en que no paraba de susurrar mi nombre por el enorme placer que sentíamos ambos. Y sus caricias en mi espalda después de esforzarme tanto para satisfacerla...
-¿Cómo te sientes?-le susurré una vez habíamos terminado. Nos encontrábamos desnudos en su cama, con su mismo aroma de siempre. A oscuras, de lo tarde que se había hecho ya. Y me estaba rascando el brazo cuando me di cuenta de que Anna aún no me había contestado.
-¿Anna?-susurré acariciando su brazo izquierdo. Coloqué mi mano en su mejilla y le acaricié el párpado inferior con mi pulgar. Noté un tacto húmedo y me di cuenta de que estaba llorando en silencio.
-No llores, mi amor.-le susurré al oído. Al momento, oí un fuerte sollozo por su parte que se enmudeció al notar el contacto de mi mano en su mejilla.
-Ha.acía t.tanto tiemp.po que n.no me llam.mabas as.sí...-susurró con la voz entrecortada por su llanto.
-Shhh... Te quiero Anna. Y no sabes cuánto he echado de menos llamarte así.-le dije plantándole un tierno beso en los labios.
-Uff... no sabes cuánto te quiero...-susurró a dos milímetros de mi. Seguidamente, se lanzó a mis labios besándome con fuerza y yo le respondí aún más efusivamente probando sus lágrimas que habían bajado hasta sus tiernos labios.
-Mmm... estás salada.-le susurré al separarme.
-Jajajaja.-empezó a reírse de caras a mí, aún con sus manos aferradas a mi cuello. Me abrazó y estuvimos otro rato más pegados, disfrutando de la sensación que nos causaba el simple contacto de nuestra piel. Y acariciándonos mutuamente, como si ésta fuera de terciopelo.
-Anna, ¿puedo hacerte una pregunta?-susurré de repente, acariciando su mejilla con mi mano.
-Claro.-respondió mirándome fijamente a los ojos.
-Dime... por qué aquel día de en verano, cuando te lo pregunté, ¿no me... elegiste a mí?-dije bajando mi mano por su cuello. Se quedó callada un instante, como si no se esperara mi pregunta y tuviera que pensárselo dos veces.
-Pues... porque... tenía miedo...-dijo con la voz entrecortada mientras posaba su mano encima de la mía.
-¿Miedo? ¿Miedo de qué?-pregunté extrañado dejando de acariciarle el cuello por unos segundos.
-De... de que lo nuestro no funcionara Dani, de que me arrepintiese de haber dejado a Miki o de que me dejaras tú después. Tenía miedo de sufrir. No quería pasarlo mal otra vez y sin darme cuenta, me hice daño a mí misma dejándote escapar...-dijo bajando su mano y su mirada a la vez. Vi como sus labios empezaron a temblar y me acerqué mucho más a ella hasta tocar mi nariz con la suya.
-Shh... eh... tranquila. Todo eso ya pasó.-le susurré volviendo a acariciar su mejilla. Me miró otra vez a los ojos y sonrió tímidamente.
-Tienes razón.-susurró ella tirando su dulce aliento hacia mi boca. Abrí un poco mis labios y besé los suyos suavemente cerrando los ojos. Al separarme, Anna me cogió del cuello y continuó besándome intensamente. El roce con sus labios, me hizo temblar por completo. Y se separó lentamente, como si le diera miedo dejar de besarme.
-Tengo mucho sueño...-dijo tan bajito que casi no lo oigo.
-Yo también...-dije en el mismo tono de voz.
-Pero no quiero dormirme...
-Yo tampoco...
-Dani...
-Anna...
-Te quiero.
-Y yo a ti.-le contesté cogiendo su mano suavemente y entrelazando nuestros dedos. Y así, relajamos nuestras manos sin separarlas aún, y con los dedos entrelazados, conseguimos dormirnos en poco más de un minuto.

dijous, 5 d’abril del 2012

Capítulo 151: Una noche perfecta

Ese día me fui a cenar con Cris y tiré lo que había estado preparando para Anna. No me notó nada raro, así que estuve tranquilo porque sabía que no se podía enterar de nada de lo que había pasado entre Anna y yo.
Pasó una semana entera. Deseaba que llegara ese fin de semana. No porque me iba yo, sino porque se iba otra persona: Cristina. En parte me sentía mal porque la quería, era mi novia. Pero tenía tantas ganas de estar con Anna que a veces se me olvidaba. Y ese preciso finde... Cris se iba a Brasil; a grabar un largo reportaje con parte del equipo. La veía muy emocionada, además tenía muchas ganas de ir en el "Rock in Río". Me gustó verla así. Ese viernes la acompañé hasta el aeropuerto y allí me despedí de ella.
Anna se quedó en Madrid porque Miki tampoco estaba en Barcelona así que todo estaba preparado para ser perfecto. Después de despedirme de Cris, me fui a casa de Anna, como ya habíamos quedado. Me recibió con un fuerte abrazo, de esos de los que me daba cuando éramos novios. Sonreí como un tonto al separarme de ella.
-Hola cuqui.-le susurré.
-Hola guapísimo. Vamos, pasa.-me dijo abriendo un poco más la puerta.
Estaba preciosa, se había planchado el pelo y llevaba un vestido gris algo corto. Yo también me había arreglado, pero no le llegaba ni a la suela de los zapatos. La cogí por detrás al verla dirigirse hacia la cocina.
-¿A dónde vas con tanta prisa?-le susurré al oído al frenarla. Se rió agarrándome del brazo.
-¡Pues a la cocina a ver cómo está la cena!-respondió aún riéndose.
-¿Y me dejas así? ¿Sin darme ningún mimo?
-Jaja pues sí...-dijo fingiendo ignorarme.
Anna!-me quejé mientras la giraba para que se quedara de caras a mí. La miré a los ojos sonriendo, porque no me podía contener esa sonrisa de tonto que siempre que me mira me provoca. Al verme, tampoco pudo contenerse y nos besamos intensamente. Demasiado, para ser el primer beso de la noche. Cuando ya estaba probando sus labios, se separó de golpe.
-Y ahora... me voy a la cocina.-dijo. Entré yo también en la cocina y vi que la cena ya estaba casi lista. La cogí otra vez por detrás, colocando mis manos en su cintura y dejándolas allí, acariciando su barriga.
-Mmm... qué buena pinta tiene esto...-dije pasando mi nariz por su cuello.
-Hombre, que lo he preparado yo, eh...-dijo sintiéndose orgullosa.
-No, si no me refería a la comida...
-Jajaja ¡Dani! Que primero vamos a cenar.
-Vaaaale...
Aún no era consciente del tiempo que llevaba sin hacer el amor con Anna, pero realmente habían pasado meses después de nuestro último tiempo juntos. Y ahora mismo, sabiendo que tenia la oportunidad, no me podía aguantar las ganas de hacerlo.
Nos sentamos en la pequeña mesa que hay en su cocina y ahí cenamos. Me contó que había estado toda la tarde de compras por Madrid, ya que hacía mucho tiempo que no iba. Y mientras me describía cada prenda de ropa que se había comprado, yo seguía escuchándola, mirándola fijamente, sin perder ni un detalle de sus gestos, pero perdiéndome libremente en su mirada.
-Y eso es todo. ¿Tú que has hecho?-dijo al acabar.
-Pues, he acompañado a Cris en el aeropuerto.
-Ah...
-Pero no vamos a hablar de eso.
-No. ¡He comprado postres! ¿Quieres?-dijo levantándose y andando hacia la nevera.
-Ooh ¡claro que quiero!-y así fue como los sacó y nos comimos rápidamente el postre de chocolate porque estaba demasiado bueno.
Aún seguíamos hablando cuando empecé a cansarme de tanta charla y como ya habíamos terminado, me acerqué a la silla de Anna y la cogí por la cintura, mientras le daba un lento beso en la mejilla. Me cogió la cara y me dio un beso en los labios.
-Dani... antes tenemos que recoger esto.
-¿Qué? Ni loco. Ya lo recogeremos luego. Ahora ven aquí.-le dije levantándome y cogiéndola por debajo de su espalda y sus rodillas, como a una niña pequeña me la llevé hasta su habitación y la dejé caer en su cama.
-Por fin. Cuánto cuesta llevarte aquí, ¿eh?-le dije mientras me miraba desde su cama.
-Jajaja te veo con ganas ¿eh?
-Cómo para no tenerlas... le dije apoyándome en su cama también y dejándome caer poco a poco encima de ella.
-Te quiero.-le dije mirándola a los ojos. Se puso seria y me empezó a besar lentamente. No me podía creer que me encontrase así, besando a Anna, en su cama, a punto de hacer el amor. Era tan extraña la situación, porque había pensado tantas veces que esto nunca más volvería a ocurrir... Me separé un poco y deslicé la cremallera de su vestido hacia abajo. Se lo quité tirando de él hacia abajo también ante su atenta mirada de deseo. Cuando ya se lo quité, mis labios fueron rápidamente hasta su barriga, subiendo hacia su escote, dejando un rastro de besos por el camino. Pero sus manos me detuvieron cuando me cogió de la nuca y me hizo mirarla a los ojos.
-Yo también te quiero. Y quiero que esta noche sea perfecta.-me susurró antes de morderse el labio inferior.

dilluns, 26 de març del 2012

Capítulo 150: Buena señal

Noté su aliento soplando en mi cara al momento de separar nuestros labios. Su mirada, fija en mi boca, subió hacia mis ojos esperando una respuesta.
-Guapa.-le susurré mirándola a los ojos.-eres preciosa.
Sonrió automáticamente y me dio otro de sus besos en los labios. Pero esta vez más corto. Menos intenso. Y se volvió a separar de mí.
-Dani… es muy tarde…-dijo después de mirar su reloj.
-Ya. ¿Por qué no te vienes a casa?-le propuse.
-¿Ahora? Pero si es hora de cenar…
-Por eso, quédate a cenar. Por favor… y luego te dejo ir. Pero quiero estar un rato más contigo.-le dije agarrándole la mano.
-Vale… tú ganas.-dijo mientras de mi boca salía una sonrisa.
-Gracias.-le contesté dándole otro beso en los labios.-Venga, vamos. Fuimos hasta mi coche, que seguía aparcado en el párking de redacción y subimos en él. La llevé hasta mi piso mientras dejé que manipulara un poco mi radio hasta encontrar una cadena de su gusto. Sonreí inconscientemente al oírla cantar.
-¿De qué te ríes?-me preguntó sonriendo ella también.
-Jajaja de nada… me hace gracia ver cómo cantas. Antes no lo hacías.-contesté divertido.
-¿Cómo que no? Pues… eso es buena señal.
-¿Buena señal? ¿Por qué?-pregunté extrañado.
-Porque, según mi madre… sólo canto alrededor de la gente con la cual tengo más confianza.
-Así que me has cogido más confianza desde que éramos… bueno, desde que salíamos juntos.
-Jaja eso parece…-me miró sonriendo otra vez.
Pronto llegamos a mi calle y bajamos del coche para subir al piso. Vi como miraba a todas partes para que nadie nos viera, cosa que también me hizo sonreír.
-Oye Dani… esto no se lo vas a contar a nadie, ¿verdad?-me dijo una vez dentro del ascensor.
-Claro que no… ¿a quién quieres que se lo cuente?-pregunté frunciendo el ceño.
-Bueno… me refería a Cris.-dijo bajando la mirada.
-Ah… no, puedes estar tranquila.-contesté pasando mi brazo por su espalda. Entramos en mi piso y fuimos los dos a la cocina. Le dije que se sentara en la silla, que ya lo preparaba yo todo. Empecé a hacer la cena y Anna no paraba de mirarme, preguntarme sobre mis actuaciones, mis padres, León, la radio… y poniéndose al día de toda mi vida actual. Menos de Cristina, claro.
-Anna, está muy bien que te quieras enterar de mi vida de ahora y tal pero… ¿no crees que deberíamos hablar de otra cosa?-le contesté después de un rato contestando sus preguntas.
-¿De qué quieres hablar?-me preguntó seria.
-No sé… de nosotros, ¿quizás? De lo que acaba de pasar… de lo que nos hemos dicho hoy. ¿Y de lo que vamos a hacer a partir de ahora?
-Ya… mira Dani… yo no quiero cambiar las cosas como están. No me refiero a nosotros, sino a todo lo otro. Ahora estoy bien como estoy y me ha costado estar así. Pero te quiero y no puedo evitar desear estar contigo también. Porque… ¿tú no tendrás pensado dejar a Cristina, verdad?
-Claro que no.-le contesté seguro. No le pregunté si ella lo iba a hacer con Miki porque ya sabía la respuesta.
-Pues eso.
-Sé que estamos haciendo algo mal pero… ¿qué más da? Prefiero estar así que no tenerte. Prefiero tenerte para mí unas horas a no tenerte nunca. Y me gusta que sea así. Tengo ganas de vivirlo de esta manera, ¿por qué no? Ya hemos sufrido demasiado… Podemos dejar de sufrir y pensar en lo que nosotros queremos. Estar juntos, ¿no? Pues lo vamos a hacer.
-Sin que nadie se entere-dijo ella decidida.
-Sin que nadie se entere.-repetí yo.
-Está bien.-resopló sonriendo mientras se acercaba otra vez a mí. Me cogió de la cara y volvió a besarme lentamente. Amo sus besos… Y mientras sentía el roce de sus labios en los míos, algo nos estorbó la “fiesta”. Un móvil que estaba sonando. Una llamada que, mucho a mi pesar, tuve que responder.
-Es Cris.-le dije a Anna después de colgar.-Dice que quiere ir a cenar conmigo. Y no le voy a poder decir que no…
-Claro, no pasa nada. Hemos quedado en que no íbamos a cambiar nada. Yo me voy a casa.-dijo sonriéndome. Cogió su bolso y la acompañé hasta la puerta.
-Lo siento. Pero, por otra parte, me gusta que sea así. Te quiero Anna.-le dije acercándome a sus labios por última vez.
-Te quiero guapo. Que vaya bien, hasta mañana.-me contestó con un pico y me dejó apoyado en la puerta. Un suspiro de felicidad inundó la entrada de mi piso. -Por fin… por primera vez, me siento bien despidiéndome de Anna. Creo que esta idea es la mejor que se nos podría haber ocurrido. Soy feliz…-.pensé.

divendres, 9 de març del 2012

Capítulo 149: Te necesito

-¿C.cómo?-se creó un silencio entre ambos que no tardó mucho en romperse.-¿Cómo que no iba en ese sentido, a qué te refieres, Dani?
-Ya lo sabes.-le contesté aún serio.
-No entiendo nada...-dijo sacando una media sonrisa.
-¿Qué es lo que no entiendes, Anna?-pregunté algo picado.
-No entiendo por qué me dices eso... si... si estás saliendo con Cris.-dijo poniéndose seria.
-Joder Anna... Si, estoy saliendo con Cris pero...
-¿Pero?
-Huh, veo que no pillaste muy bien mis indirectas de antes...
-Pues no.
-Que Cris es muy buena chica pero... que...-tragué saliva.-que estoy enamorado de ti, Anna.-dije notándome un nudo en la garganta. Mis ojos se entornaron y enseguida sentí que mis lágrimas ya estaban detrás de ellos, listas para salir. Hice un esfuerzo para mirar a Anna a los ojos pero al mirárselos, una lágrima bajó por mi mejilla. Inconscientemente, me tapé la cara con las manos.
-Eh...-dijo ella tocándome el brazo.-Ven aquí.-me abrazó con la mesa en medio de los dos, pero eso ya no nos importaba. Sentí el calor de su cuerpo en el mío y sus labios temblando en mi cuello, sensación que me hizo estremecer. Percibí el primero de sus besos, también en mi cuello, y enseguida noté como se erizaba cada parte de mi piel. -Jamás voy a olvidar esta sensación.-me dije a mi mismo. Anna se separó lentamente y me miró a los ojos. Vi que ella también los tenía llorosos y me salió una pequeña sonrisa.
-Quédate aquí, ahora vuelvo.-me susurró antes de entrar en la cafetería. Aproveché para quitarme las lágrimas y quedé apoyado en la pared, esperándola. Me sentía desprotegido, y libre a la vez. Como si todo sólo dependiera de mí en ese momento. Vivir la vida que yo quería, eso era lo que quería hacer.
-Ya estoy. Vámonos.-dijo Anna cogiéndome del brazo.
-Anna... lo siento.-le dije después de empezar a andar.
-¿Por qué?-me preguntó.
-Por decirte esto así, de esta manera... sé que tu también tienes pareja, pero... ¿Sabes? en este momento, me da igual todo. Creo que estoy harto de no hacer lo que quiero por vergüenza, o porque ahora parece que las cosas nos van bien. Pues no, a mí no me van bien. No estoy bien con Cris, necesito a alguien que me pueda satisfacer del todo... Y, ¿por qué no decírselo a ese alguien, si la veo cada día? ¿Si la tengo a un metro de mí cada tarde; si no puedo parar de mirarla, sonreírle, y soñar con ella cada segundo de mi día a día?-en ese momento, nos habíamos parado. Anna se había puesto a escucharme detenidamente, mirándome fijamente a los ojos. Su sonrisa hacía que mis ojos brillaran aún más.
-Uff... esto si que no me lo esperaba... ¿Sabes las veces que he deseado que tomaras esta decisión? No, no eres consciente de lo que siento por ti. ¿Crees que estoy bien cuando te veo con ella por el programa? ¡Si ya te lo dije! ese día, en tu camerino... me entró un ataque de celos y te lo dije. Te dije que sabía que no podías estar sin mí y que en realidad estabas enamorado de mí. Y fue muy egoísta por mi parte, lo sé. Por eso luego me arrepentí y te dije que me confundí y que las cosas estaban bien como estaban, que teníamos que ayudarnos mutuamente... pero no. No pienso eso.
-Joder... Me da igual todo. Quiero estar contigo, Anna.-le dije acercándome a ella.
-Y yo... te necesito.-susurró. Vi cómo se le encharcaron los ojos. Lentamente, le acaricié las mejillas con mis dos manos y me acerqué a sus labios. Temerosos, pero perfectos. Algo en mí me incitó a acercarme cada vez más, hasta rozar mi boca con la suya. Sus lágrimas ya se encontraban por sus mejillas, pero ella seguía inmóvil, esperando. Abrí un poco mis labios y la besé suavemente, haciendo que a ambos se nos cerrasen los ojos automáticamente. La besé sintiendo cada parte de sus labios en los míos como hacía tiempo que no sentía. Una serie de besos lentos que terminaron haciéndose suyos. Nuestros labios no paraban de acariciarse, mezclándose con sus lágrimas, que aún recorrían sus mejillas. Mis manos restaban en su cara, acariciando su piel y percibiendo aún más sus ganas de besarme. Abrí la boca y noté como ella abría sus labios también, para hacer el beso aún más placentero. Ambos nos pedíamos más y no fuimos capaces de despegarnos. Noté como sus manos se colocaban en mi espalda mientras su lengua, libremente, hacía camino por mi boca hasta encontrarse con la mía. Deseé mil veces que ese momento no acabara nunca. Y es que, sorprendentemente, nunca antes me había sentido igual.

dijous, 1 de març del 2012

Capítulo 148: Como si nada hubiera pasado

Los días volvieron a pasar como antes, como si nada hubiera pasado. Como si esa charla entre Anna y yo nunca hubiera existido. Mis días con Cristina cada vez se hacían más largos; salíamos, me acompañaba a todas mis actuaciones, le hacía regalos, íbamos a cenar, al cine, a su casa, a la mía, hacíamos el amor... pero todo se estaba convirtiendo en una rutina. Rutina que yo no era capaz de detener. Por una parte, tenía miedo y me negaba a estar solo otra vez, y por otra, quería a Cris, aunque no de la forma en la que quería a Anna, claro. La echaba de menos. La echaba tanto de menos... La veía cada día, pero seguía echándola de menos. Quería tenerla, pero era incapaz de demostrárselo. La empecé a soñar, día y noche, hasta que mi mente sólo estaba pendiente de ella. De nadie más.
-Anna, ¿tienes un minuto?-me dirigí a ella en el final de uno de los programas.
-Si, claro. Dime.-dijo acercándose a mí. Nos encontrábamos en su camerino, su mirada fija a la mía. Empecé a ponerme nervioso. Dios... me dije. Cómo puede ser posible... ¡por dios! ¡Que es Anna! La he besado tantas veces, y hemos hecho el amor otras tantas... pero, sin embargo, en ese momento, parecía como si nunca nos hubiéramos tocado. Al menos, para mí.
-¿Dani?-preguntó al ver que no reaccionaba.
-¿Eh? Si... que... quería preguntarte si quieres ir a tomar un café, conmigo.-por fin solté.
-Ah... claro, pero, ¿tu y yo, solos?-me preguntó.
-Si, ¿qué hay de malo?
-Nada, jaja. Cojo la chaqueta y nos vamos.-la esperé en la salida de la redacción. Era tarde, pero el Sol aún no se había escondido. Esperé a Anna unos minutos hasta que la vi salir con sus tejanos y sus botas que la estilizaban menos que los tacones, pero que hacían que yo la viera igual de perfecta.
-¿Vamos?-le dije sonriendo.
-Si.-me contestó con otra sonrisa. Nos fuimos andando calle abajo hasta encontrar la cafetería más cerca a nosotros. Anna se había hecho una coleta durante el camino y me había preguntado algo que me había molestado:
-Qué pasa, ¿que hoy Cris no ha podido quedar?-me preguntó mientras andábamos.
-Está de report, qué pasa, ¿que siempre tengo que estar con Cris?-contesté enfadado.
-Eh. Que era broma. Ya sé que está de report, tampoco hace falta que te pongas así.-dijo mirándome. Pero yo seguía mirando al suelo, con mis manos en los bolsillos.
-Perdona. Pero es que últimamente me paso las 24 horas del día con ella...-resoplé.
-Bueno, es normal, es tu novia. Y además, trabajáis juntos, ¿qué más quieres?-dijo mirándome extrañada.
-¿Qué más quiero? Pues... no sé, hablar más contigo, que últimamente sólo nos vemos durante el programa. Anna, tú lo dijiste, somos amigos, ¿no? Los amigos se ven más a menudo...
-Ya sabes que a mi no me gusta salir...-se excusó, bajando la mirada.
-Pero a un café no te puedes negar...
-Tienes razón. No sé, me da apuro preguntártelo, siempre pienso que ya tienes planes con Cris...
-Pues que no te de apuro, ¿vale?-le dije sonriéndole.
-Jaja, está bien.
Seguidamente, llegamos hasta la cafetería pero nos sentamos en una mesa de fuera. Anna pidió su cortado y yo una cocacola, era lo único que me apetecía.
-Ay el niño, que no toma café...-dijo después de que se fuera el camarero.
-Jajaja ¡oye! Que no me gusta...
-Lo sé.-contestó dedicándome otra sonrisa. Me encantaba que me sonriera de esa forma. Esa tarde fue cuando me di cuenta de que me estaba volviendo a enamorar Anna, aún más que antes, si cabía. Seguimos hablando hasta que nos sirvieron.
-Y... ¿qué tal con Cris?-me preguntó Anna.
-¿Vamos a hablar de Cris?...
-Vale, pues, ¿qué tal en la radio?
-Jaja bien, muy bien. Y tú, ¿qué tal, Anna? ¿Cómo te va?
-Pues... como siempre. Entre Madrid y Mollet, jaja. Parecemos dos viejos amigos que se acaban de reencontrar...
-Jajajaja oye, ¡que no soy yo el abuelo que se pasa el día encerrado en casa!
Pronto llegó la bebida pero nuestra estúpida conversación duró mucho más rato, hasta las ocho de la tarde. Y aún seguíamos hablando:
-Jajaja y qué quieres que haga...-dijo mirándome mientras se reía.
-Pues salir conmigo.
-Jajaja ya sabes que no me gusta salir... ¿¡cuántas veces te lo habré dicho!?-se quejó riéndose de mí. La miré sonriendo y luego bajé la mirada hacia el vaso vacío que aún restaba sobre la mesa.
-Ya lo sé. Es que... no iba en ese sentido.

dissabte, 25 de febrer del 2012

Capítulo 147: Olvidar el pasado

Me quedé unos segundos sin saber qué hacer ni cómo reaccionar. Aún estaba sentado en el taburete del bar, con la pasta mordida entre manos y observaba la chaqueta de Anna. Se había ido tan rápido... todo acababa de pasar demasiado rápido. De pronto, dejé la pasta en el plato y llamé al dueño del bar para que me cobrara. Le di un billete y le regalé el cambio:
-Quédatelo, voy con prisa.-le dije levantándome de mi taburete. Cogí la chaqueta de Anna y salí del bar casi corriendo. Una vez en la calle, el aire fresco de la mañana me acabó de despertar del todo: si, quería buscar a Anna. -No puede haber ido muy lejos...-me dije a mí mismo. Hacía unos minutos que Anna se había marchado. Crucé el paso de peatones y empecé a correr en dirección al programa. Sabía que encontraría a Anna de camino y quería verla. Noté como mi respiración se aceleró al instante, -Joder, últimamente no hago ejercicio...-pensé al oírme jadeando. No sabía la razón por la cual necesitaba hablar con ella pero creía que no me había dicho del todo la verdad. Seguí corriendo calle abajo hasta que la vi por detrás. Su pelo inconfundible y su peculiar forma de andar que por detrás aún la hace más humilde. Todo en ella es humilde, hasta cuando se tapa con los brazos porque tiene frío... -Un momento.-me dije. Sin darme cuenta, me había quedado paralizado mientras Anna seguía caminando. Le tenía que dar la chaqueta, pero andaba demasiado rápido. Empecé a correr otra vez entre la gente hasta que llegué a tocar su espalda con la palma de mi mano.
Ah!!-gritó cuando la abracé por detrás. Se deshizo de mis brazos y se giró rápidamente.
-Jajaja... Tranquila, soy yo.-le dije aún jadeando. Seguía cansado.
Dani! ¡Cómo me puedes pegar esos sustos! Casi me entra un ataque...-dijo nerviosa.
-No seas exagerada... Toma.-le dije entregándole su chaqueta.-te la olvidaste en el taburete.
-Ah... gracias.-dijo cogiéndola lentamente.
-¿Por qué no volviste para recogerla? He visto como ahora mismo te estabas tapando con las manos porque tenías frío...-le dije mientras miraba cómo se la ponía.
-Por...porque tenía prisa, ya te lo dije...-se puso aún más nerviosa, cosa que me sorprendió de inmediato.
-¿Anna? ¿Pasa algo?-pregunté cogiéndola por los hombros.
-No, no pasa nada. ¿Y tú por qué corrías? ¿Tanto necesitabas darme la chaqueta?-me contestó algo enfadada.
-¡Oye! Encima que me he molestado... si lo sé no-me cortó.
-Está bien... perdóname. Tienes razón. Te lo agradezco...-dijo bajando la mirada.
-Ahora me gustas. Pues, te quería encontrar porque... no me quedó muy claro lo que me dijiste en el bar.
-¿Lo que te dije?-preguntó frunciendo el ceño.
-Si, lo sabes perfectamente. Eso de que ayer confundiste tus sentimientos hacia mí y que... que en realidad sólo echabas de menos a Miki.-le dije mirándola a los ojos.
-Da..Dani es la verdad. Te dije la verdad...
-No me lo creo.-le dije serio.
-¿Qué?
-Que no me lo creo Anna, ¡ayer estuviste a punto de besarme! ¿Eres consciente de lo que estaba a punto de pasar entre nosotros dos?-le dije exaltado.
-Creo que exageras... No hubiera pasado nada.-seguía sin mirarme a los ojos.
-Anna, mírame a los ojos y dime que no me querías besar.-dije ya harto.
-Dani, yo-la corté.
-Mírame a los ojos y dímelo.-dije fríamente. Vi como su mirada ascendió hasta la mía y sus labios empezaron a temblar.
-No pasó nada porque no tenía que pasar. Y punto. Dani, sé que últimamente te he confundido bastante con mis sentimientos, mis miradas y nuestros roces, pero tú tienes razón. Ahora las cosas nos van bien. Tú estás con Cris, yo con Miki... el programa no puede ser mejor y Flo es feliz con nosotros. ¿Qué más vamos a pedir? ¿Vamos a cambiar las cosas ahora, y dejar que todo se vaya a la mierda? Me niego a hacer eso...
-Si si eso es lo que ambos queremos... Vamos a cambiarlo si eso es lo que ambos queremos Anna, ¿no es así?-dije. Me miró asustada durante unos segundos y luego abrió la boca.
-Claro. Y ninguno de los dos quiere cambiar las cosas, ¿verdad? ¿Tú... quieres dejar a Cris?-me preguntó con miedo en su mirada.
-¿Eh...? No...-contesté.
-Pues eso. Yo tampoco voy a dejar a Miki así que tema zanjado. Tenemos que ayudarnos a olvidar el pasado...-me dijo ahora agarrándome ella a mí.
-Viéndonos cada día, eso va a ser difícil...-contesté resoplando.
-Lo sé, pero, no perdemos nada en intentarlo, ¿no?
-No.-dije mirándola fijamente. Me sonrió sin mostrarme sus dientes y yo le devolví la sonrisa. La abracé fuertemente allí, en medio de la calle. Me devolvió el abrazo enseguida y me susurró algo que mi corazón quiso que fuera otra frase: -"Vámonos."