diumenge, 30 d’octubre del 2011

Capítulo 121: Una llamada inesperada

Permanecimos un buen rato más besándonos. Hasta que Anna, lentamente, se separó y me miró a los ojos. Los dos sonreímos automáticamente con nuestras frentes pegadas la una a la otra. Seguía con mis manos en su cara y le acaricié la mejilla.
-Eres preciosa.-le dije mirándola a los ojos. Al oírme se sonrojó y me bajó la mirada. La cogí de la barbilla y le di otro pico antes de poner las manos al volante.
-Vamos, que a este paso, no arrancamos...-me dijo sonriendo.
-Bff es que te he echado mucho de menos...-le dije quitando las manos del volante y acercándome a ella otra vez. No me podía contener...
-Yo también Dani...-dijo ahora acercándose ella. Puse mi mano sobre su muslo y se lo acaricié lentamente. Mientras, mis labios volvían a estar de nuevo pegados a su piel... le estaba acariciando el cuello con estos, cuando se le escapó un humilde suspiro. Me paré de golpe y la miré a los ojos. Se volvió a sonrojar y de mi boca salió una sonrisa de felicidad. Me mataba verla así.
-¿Ah si...? ¿Tu también me has echado de menos...?-le pregunté volviendo a su cuello. Sonrió al notar mi respiración en su piel.
-Si... y ahora para...-dijo sonriendo aún. Pero no hacía nada para impedírmelo así que la cogí de la cintura empujándola hacia mí y le volví a besar el cuello.
-Dan.ni...-susurró suspirando por segunda vez.
-Me encanta cuando me llamas de esa forma...-le susurré al oído.
-No me tientes más...-dijo.
-Si tu tampoco puedes aguantar...
-Pff... tienes razón.-respondió y me cogió de la nuca para besarme. Por fin. Conseguí lo que quería. No sabéis cuánto valoraba esos besos por parte de Anna. Me volvían loco. Continué besándola y cada vez íbamos a más pero, en ese instante, sonó mi móvil. Anna se asustó y se separó rápidamente.
-Tranquila, es mi móvil.-le dije sonriendo. Lo cogí. No me lo podía creer... ¿Cris? ¿Qué quiere ahora? ¿Por qué me llama?
-¿Quién es?-me preguntó Anna, al ver mi cara de extrañado.
-Es Cris...-para qué iba a mentirle.
-Ah...-dijo mirando hacia la ventana. Decidí colgar y apagar el móvil. No quería que nadie me estropeara mi día libre con Anna, y menos Cris...
-Ven aquí.-le dije rodeándola de nuevo con mis brazos.
-¿La has colgado?-me preguntó sorprendida.
-Claro. Nadie nos va a estropear este día juntos...-le susurré. Me sonrió pero se separó de mi.
-Vamos Dani. Arranca ya...-dijo seria.
-Está bien.-dije poniendo mis manos al volante. Y, por fin, fuimos hacia mi piso en coche. Durante el trayecto no hablamos. Anna encendió la radio e iba tarareando las canciones que sonaban. Yo me centré en conducir sin decir nada. Joder... cuando se haya puesto de mal humor por esta llamada de Cris... mato a Cristina en cuanto la vea... pensé.
Pero por suerte, Anna se olvidó de la llamada al llegar al piso. O eso era lo que yo creía...
Subimos en el ascensor y la cogí por la cintura. Me miró y le di un beso en la mejilla. Pronto se le dibujó una sonrisa en la cara. Entramos al piso y fuimos a la cocina. Anna se sentó en una de las sillas mientras yo le daba un vaso de agua.
-Toma.-dije acercándole el vaso. Hacía rato que me miraba en silencio, como si me estudiara con la mirada. Cogió el vaso pero se quedó unos segundos quieta, mientras sus dedos tocaban los míos. La miré desconcertado.
-¿Qué?-le dije serio.
-Dani...-susurró colocando el vaso sobre la mesa. La miré esperando su respuesta.-siéntate.
-Dime...-dije una vez sentado.
-Verás...-tragó un sorbo de agua y me volvió a mirar.-no te lo tomes a mal pero...
-¿Qué pasa, Anna?-pregunté nervioso.
-Dani... ¿te acostaste con alguien, como te pedí?

Capítulo 120: Te echo de menos

En casa pasaron el resto de los días... no tenía nada que hacer así que los pasé encerrado. El lunes también salí pero sólo por la tarde, tenía miedo de cometer el mismo error. De que se me cruzaran los cables otra vez y de besar a alguna otra chica... y luego arrepentirme.
Anna volvía el martes. La verdad es que la necesitaba. Necesitaba hablar con ella, volver a tenerla para mí solo y oír su risa y sus tonterías... la echaba mucho de menos. No volví a pensar más en Miki. Prefería centrarme en que Anna se lo estaba pasando bien en otro país, me daba igual su compañía. Así que ese mismo martes me llamó. Eran las cinco de la tarde, más o menos. Yo estaba sentado en el balcón, con el móvil en una mano y los auriculares en la otra. Tenía pensado escuchar un poco de música pero su llamada interrumpió todos mis esquemas:
-¿Anna?-contesté. El pulso me iba a cien por hora. Necesitaba oír su voz otra vez. No podía esperar un segundo más.
Dani!-Al oírla, suspiré. Fue como cuando te quitas un gran peso de encima. Me sentí aliviado y feliz.
-¡Mi amor! ¡Cuánto te echo de menos!-le dije colocando mi mano en mi frente.
-Ay Dani no me digas eso, que voy a llorar...-contestó. Le temblaba la voz, igual que a mí.
-¿Por qué?-le pregunté.
-Dan.ni...-de pronto, su voz se cortó. Sólo había un silencio que me puso otra vez nervioso. Empecé a oír sus sollozos. Fue entonces cuando me di cuenta de que estaba llorando.
-Cuqui... no llores... que ya estás en casa... ya ha pasado todo...-susurré para tranquilizarla. Estuve unos minutos más en silencio, escuchando su llanto. Cerré los ojos para no hacer lo mismo. Mis lágrimas me pedían salir a gritos pero logré contenerme. Era escucharla a ella, y pensar en todo lo que la había echado de menos, en los días que había pasado solo, en las tonterías que había hecho... Finalmente, recuperó la voz:
-L.lo siento Dani... no quería llorar pero no me he podido aguantar. Necesitaba desahogarme. Tengo tantas ganas de verte... mañana vengo. Cojo el ave y allí me planto. Miki vuelve a trabajar, ya se le han acabado las vacaciones. Está con su obra de teatro y mañana tiene que quedarse en Barcelona todo el día ensayando.
-¿En serio? Pero Anna, ¡eso es perfecto!! Voy a ir a recogerte. Me llamas y allí estaré, ¿vale?-le dije.
-Genial.-dijo. Estuvimos hablando mucho más rato. Le pregunté por el viaje, pero no quiso explicarme nada. La noté muy cansada. No le conté nada de lo que había hecho. Sólo hablamos de lo mucho que nos habíamos echado de menos. Al colgar, me di una ducha y miré la hora. ¡Habíamos estado hablando durante tres horas! Aún así, se me había hecho muy corto. El resto del día pasó lentamente hasta que llegó la hora de acostarme.

El miércoles me levanté temprano. Me vestí y desayuné con ganas. Me puse unos tejanos y un polo negro con las converse a conjunto. Había quedado con Anna a las diez y ya llegaba tarde. Cogí el coche y fui a recogerla. Al llegar, me la encontré sentada. Hacía tiempo que estaba allí, lo adiviné por su cara. Llevaba unos shorts tejanos, su camiseta marinera y el pelo recogido en una cola. Fui corriendo hacia ella. Al oír mis pasos, se giró y me miró sorprendida. Se levantó rápidamente y abrí mis brazos para abrazarla fuertemente. Por fin la tenía pegada a mí, y la empujé aún más hacia mí.
-Dios... cómo deseaba hacer esto...-le susurré al oído. Noté su sonrisa en mi cuello mientras olía su perfume. Me rodeó el cuello con sus manos y me empujó también hacia ella. No paraba de besarle la mejilla. Sabía que estábamos en un sitio público y que nos podrían ver, pero me daba igual. Necesitaba tanto besarla, abrazarla y achucharla que no podía pensar en nada más.
-Hola mi amor.-me susurró ella. Estuvimos mucho rato allí, de pie, abrazándonos entre la multitud. Era como si el tiempo se hubiera parado. Notaba que la gente nos rozaba, cada persona andando hacia su destino, y yo, sólo tenía ojos para ella. Nuestra conversación fue escasa. Casi no hablamos. Ambos sabíamos lo que queríamos así que estuvimos todo el rato demostrándonos el cariño que teníamos guardado. Tenía mis labios pegados a su cuello y la agarré por la cintura para pegarla más a mí.
-Vámonos.-me dijo de repente. La miré a los ojos, le brillaban, tal y como me había imaginado esa misma noche. Ese día la veía especialmente guapa. La cogí de la mano y la llevé hasta el coche. Nos sentamos delante y, al cerrar las puertas, rápidamente, la volví a coger. Le cogí la cara con mis manos y, por fin, la besé. Presioné mis labios contra los suyos hasta abrir su boca con la mía. Me demostró las ganas que tenía de besarme ella también. Entrelazó su lengua con la mía y continué besándola, con mis manos aún en su cara. No veía el momento de acabar ese beso. Es increíble, la manera en que la he echado de menos, pensaba mientras saboreaba sus labios. Quiero quedarme así, el resto de mi vida.

diumenge, 23 d’octubre del 2011

Capítulo 119: La quiero demasiado

Estaba de pie junto con mis amigos, riéndonos de alguna tontería. Fue entonces cuando me crucé con ella. Esta chica... me suena muchísimo... pensé. Recuerdo haberla visto en alguna otra ocasi...
-Hola Dani. ¡Cuánto tiempo!-dijo dirigiéndose a mi con una gran sonrisa.
-Eh... hola...-dije. No recordaba su nombre. La verdad es que nunca me lo había dicho pero el estado en el que iba, me impedía acordarme de ello.
-Vane.-contestó.-me llamo Vane. Creo que nunca antes te lo había dicho.
-Ah... hola Vane.-le contesté.-perdóname pero me suenas un montón.
-¿No te acuerdas de mi? jaja. Soy la chica que te ayudó a descubrir tus sentimientos por Anna, esa noche que viniste a mi casa y estuvimos a punto de... pero tu te dormiste, ¿recuerdas? Y al día siguiente te mandé un mensaje para desearte suerte... Por cierto, ¿cómo fue?-dijo interesada. De repente, me vino todo a la memoria. Uf, me quedaba tan lejos todo en ese momento... Era como si hiciera años de lo que pasó entre ella y yo esa noche.
-Claro, ¡ya me acuerdo! Pues, tienes razón, ha pasado mucho tiempo...-dije apoyando mi mano sobre su hombro, para no perder el equilibrio.
-¿Cómo te va todo? ¿Sigues con Anna?-me preguntó sonriendo.
-Eh... no.-contesté. Mentí. No quería explicarle que Anna estaba de viaje con Miki y que me había dejado aquí en Madrid... No sé realmente por qué decidí mentirle, pero era lo que quería que se pensara.
-¿Ah no? Pues... lo siento mucho. Se te veía muy enamorado de ella.-contestó.
-No pasa nada... ahora soy libre! ¡Estoy soltero!-dije riéndome.
-Si. Tienes razón.-dijo mirándome a los ojos.
-Vamos, ven. Que te invito a algo.-le dije agarrándola del brazo hasta llegar a la barra. Nos bebimos unas copas sentados. No recuerdo cómo fue pero, de repente, tenía a Vane entre mis brazos. Me había contado algo de su vida personal y la estaba abrazando. Su olor era muy distinta a la de Anna, pero, me gustaba. Y en ese momento me vino la imagen de Anna con Miki en Croacia... me los imaginé besándose, haciendo el amor como hacía conmigo... y no pude sentir ninguna otra cosa que rabia. Mucha rabia. Vane me hizo reaccionar dándome un beso en la mejilla.
-¿Qué piensas?-me preguntó extrañada. No le contesté. Cerré los ojos y la besé. Al principio no reaccionó, pero luego se unió a mi. Continué besándola con rabia, en mi cabeza no había otra imagen que no fuera la de Anna y Miki. No podía, no podía soportarlo. Me imaginé que, por un momento, a la que estaba besando era a Anna y que no se había ido a Croacia, sino que había preferido quedarse aquí en Madrid, conmigo. Pero en ese mismo instante, abrí los ojos y vi a Vane, con sus labios pegados a los míos. No era Anna. Por supuesto que no era Anna. No se parecía ni lo más mínimo. Era morena, con los ojos marrones, bajita... Cómo he podido ser tan imbécil!-me dije a mi mismo.-soy idiota... no puedo compararla con Anna.
Me separé de golpe.
-L.lo siento Vane... no sé que estoy haciendo.-le contesté sin mirarla a la cara y me escondí entre la gente del local. Fui hacia dónde estaban mis amigos y les dije que me iba.
-¿Ya? Espera Dani, ¡un momento!-me dijo uno de ellos agarrándome del brazo. Lo miré a los ojos.-¿todo bien?
-Si.-dije con una sonrisa forzada. Me dejó y me fui casi corriendo hasta casa. Quería olvidar lo que acababa de hacer, ni yo mismo me lo podía creer. No la he besado, no la he besado... y si lo he hecho, no quería hacerlo... Noté como gotas de agua caían sobre mi jersey nuevo, sobre mi pelo y mi cara. Estaba empezando a llover. Seguí andando hasta llegar a casa y me senté en la escalera del portal. Me froté la cara con las manos para quitarme el agua. No había nadie. Estaba oscuro. Sólo me iluminaba la humilde luz de las farolas. Miré al cielo, ni una sola estrella. Entonces, unas palabras que llevaban mucho tiempo deseando salir, me salieron de dentro, justo en ese momento:
-"No soy capaz de poner los cuernos a Anna, ¡nunca voy a serlo! La quiero demasiado..."

divendres, 21 d’octubre del 2011

Capítulo 118: Soplos de aire fresco

Llevaba sólo tres días sin ver a Anna. Sé que era muy poco, pero a mi se me había hecho una eternidad. Tres días después de esa triste despedida en mi piso. Se iba esa misma tarde y no quiso que la acompañara al aeropuerto para no hacer tan dura la despedida. No lloramos. Al fin y al cabo, sólo era una semana pero sabíamos que iba a ser duro para ambos. La despedida no fue como me había imaginado, a penas tuvimos tiempo para hablar y Anna estaba nerviosa y quería estar en el aeropuerto lo antes posible para llegar a tiempo. Me quedé un poco rallado después de que se fuera, pero así es mejor.-pensé-Sin lágrimas, ni llantos, ni eternas despedidas que te dejan secuelas durante el resto del día.
Era viernes, Anna volvía el martes de Croacia. Yo no había salido mucho, aunque más de lo que hubiera deseado. No tenía ganas de beber ni de pasármelo bien con mis amigos, aunque Anna quisiera todo lo contrario. Era pensar que ella se lo estaba pasando bien con Miki, a miles de kilómetros de Madrid y ya me entraba el bajón. Recuerdo estar sentado en un pequeño sofá del pub con mi vaso de ron con cola en la mano. Aún estaba casi lleno. Era ver a toda esa gente, esas chicas y pensar en lo que me dijo Anna: "Puedes acostarte con ellas, no pasará nada. Házlo, por favor" sus palabras se repetían constantemente dentro de mi. No quería oírlas más, estaba harto. Fue entonces cuando mi amigo me levantó cogiéndome de la mano y me hizo apartar por un momento mis pensamientos.
-¿Qué te pasa tío? No te ralles más por eso, ¿me oyes? Dentro de una semana la volverás a tener aquí, contigo. Ahora disfruta, ven con el resto.-les había contado todas las novedades entre Anna y yo en ese momento. Le dí la razón y fui con ellos. De pronto, entre sus bromas, sus gritos y sus tonterías de siempre me olvidé de Anna y me lo pasé bien por primera vez en esa semana. Pero no tardé mucho en volver a pensar en ella, y terminé por volver a casa andando solo.
El sábado me levanté a las once y media. Me duché para despejarme y Chuspi me llamó para recordarme la hora en que habíamos quedado. Tenía un bolo en Lugo esa misma noche. Ya era sábado y Anna aún no me había llamado, ni un simple mensaje! No lo entendía pero prefería no comerme el coco con ello. Sabía que estaba bien, que no me pasaba nada pero me sentía extraño, era como si me faltase algo. Hice las maletas y fui al aeropuerto en taxi. Allí había quedado con mi representante. Estaba sentado en el asiento trasero mirando hacia delante. No me gustaba la música que ponía el taxista así que me centré en mi móvil durante todo el trayecto. Estaba en el twitter, escribiendo que sólo quedaban 10 entradas para la actuación cuando recibí un nuevo mensaje. Al verlo, me sorprendió, no me lo esperaba, no en ese momento. Por fin. Acababa de recibir un mensaje de mi Annita. Lo abrí enseguida. "Dani, perdóname, Miki no me ha dejado sola ni un momento hasta ahora! Tendrías que estar aquí, esto es precioso. Sólo me faltas tú. Te echo mucho de menos, el martes te llamo. Te quiero cariño." sus palabras fueron como soplos de aire fresco para mi. Lo necesitaba. Necesitaba saber algo de ella, saber que estaba bien, que me echaba tanto de menos como yo a ella, aunque me parecía imposible, y que tenía ganas de verme. De pronto se me iluminó la cara, ya estaba feliz durante el resto de la semana. Me encontré con Chuspi en el aeropuerto y viajamos juntos hasta Lugo dónde actué y dediqué un poco de tiempo a mis fans. Echaba de menos un poco de cariño también por parte de la gente. Y durante esa noche recibí mucho, cosa que también me ayudó para sentirme mejor. Volví a Madrid esa misma noche, y salí con mis amigos. Tenía ganas, ya no iba a estar preocupado ni rallado por movidas mías que tenían que ver con Anna así que fui. Y me lo pasé bien. Bebimos, charlamos, nos reímos... y volví acordarme de las palabras de Anna respecto a otras chicas. La verdad es que ya había bebido demasiado y, como siempre pasa en estas ocasiones, uno no es consciente del todo de lo que hace...

divendres, 14 d’octubre del 2011

Capítulo 117: Segunda reunión

Sólo habían pasado unos cinco minutos, durante los cuales Anna y yo no habíamos parado de darnos picos y abrazos. En uno de ellos, llamaron a la puerta de mi camerino.
-Dani, vamos, que ya empezamos.-me dijo María des del otro lado.
-Vale, ya voy.-le contesté. Anna y yo nos separamos al instante y nos levantamos. Le cogí la mano y abrí la puerta.
Dani!-gritó Anna mientras cerraba rápidamente la puerta.
-¿Qué te pasa?-la miré extrañado.
-Suéltame... que nos van a ver...-dijo en voz baja.
-Joder... ya no me acordaba de nuestro secreto...-dije.-Por cierto, está empezando a no gustarme...
-Pues ya sabes lo que toca...-dijo sin mirarme.
-Juro que voy a hacerte cambiar de opinión.-le dije mirándola a los ojos.
-Dani, creo que va a ser imposible...
-De momento me conformo. Mientras pueda hacer esto...-dije acercándome a sus labios otra vez. Le di un beso muy sentido.
-Si lo sigues haciendo así de bien, si.-dijo sacando una sonrisa tímida.
-Jajaja cómo te gusta que lo pase mal eh...
-Me encanta.-me susurró acercándose a mi oído.
-Que sepas que en público beso mucho mejor...-dije tentándole.
-Jajaj si, ya me lo demostraste en el programa 200...-me respondió irónicamente. Será...
-Oh! Anna, no compares! Ese día estábamos muy nerviosos. Además, fue nuestro primer beso!-me defendí.
-No perdona, tú estabas nervioso. Yo no.
-Ya, claro... ahora me harás creer que no te pusiste nerviosa no, Simon?
-Bueno, un poquito, pero sólo para lo que pudiera pensar Miki.-dijo algo nerviosa.
-¿Y ahora también te pones nerviosa por eso?-le pregunté levantando las cejas.
-Sabes que no... -contestó mirándome los labios. Me devolvió el beso con las mismas ganas y yo continué besándola. Al darse cuenta de que quería más, se separó.
-D.dani... nos están esperando.-dijo. Me eché para atrás.
-Uf, es verdad... es que contigo se me olvida todo...-le susurré.
-Jajaja, venga ¡vamos!-dijo abriendo la puerta. Los dos salimos ahora sin tocarnos y nos dirigimos hacia la sala de reuniones dónde ya había llegado todo el mundo. Nadie se había sentado aún, estaban hablando y riendo como siempre... De pronto, vi a Cris hablando con Flo. Ui, se me había olvidado de que ahora trabajaba aquí... de que la vería todos los días. Se me hacía muy raro verla entre nosotros. Ya me acostumbraré, pensé. Al verla, Anna se dirigió hacia ella y la saludó otra vez. Se dieron dos besos.
-Ay hola Cris, que antes no nos hemos podido saludar muy bien...-dijo Anna sonriendo.
-Jaja no pasa nada!-respondió. Al ver a Cris, me vino a la mente el nuevo chico... ¿Dónde está Raul? No lo veía por ningún sitio. Me giré hacia la puerta y, allí estaba. Justo acababa de llegar. Ya lo había visto varias veces por televisión, pero nunca en persona. Fui hacia él para saludarlo. Tenía cara de desorientado, no conocía a nadie y al verme también me saludó. Enseguida me pareció muy buen tío, diferente a mí, pero buen tío. Anna también fue a saludarle y por su cara, creo que le cayó igual de bien que a mi, incluso mejor. Raul se saludó con todo el mundo y por fin, nos pudimos sentar. Yo y Anna nos sentamos al lado de Flo, y en frente teníamos a Cristina y Raul. Flo empezó a hablar, nos presentó a Cris y Raul y nos guió un poco sobre el nuevo programa, el papel que tendría cada uno y algunas ideas sobre secciones. La reunión no duró mucho, ya que aún nos faltaba un mes para empezar y el programa no estaba definido. Al marchar, nos despedimos todos. Teníamos un mes de vacaciones por delante! Madre mía, un mes... Por una parte, quería que se me pasara eterno, pero por otra, quería volver a ver a todo ese equipo pronto. Flo y Anna se abrazaron y yo me uní al abrazo, que duró muy poco. Cris también abrazó a Flo y Raul se limitó a despedirse con un simple "adiós". Este chico tiene pinta de despistado, por eso creo que vamos a hacer buenas migas, pensé riéndome al verle marchar. Anna me miró sorprendida.
-¿De qué te ries?-dijo sonriendo.
-Jaja nada... estoy feliz Annita, tenemos un mes de vacaciones!!-dije para disimular.
-Lo sé...Oye, te pasas un momento por mi camerino? Voy a coger algunos zapatos para llevármelos a casa.-me dijo seria. Y se fue. Después de un minuto fui a su camerino.
-Aquí estoy.-dije sonriendo. Pero mi sonrisa se borró enseguida al ver la cara de Anna... no, no quiero. No me gustan las despedidas. ¡Nunca me han gustado!

dimarts, 11 d’octubre del 2011

Capítulo 116: Arrepentimiento

-¡Hola Anna!-dijo Cris al saludarla y entrar por la puerta felizmente. Yo seguía inmóvil y Anna mirándome estupefacta. Me dirigí cabizbajo hacia ella, por miedo a que lo interpretara mal. Al ver sus pies cerca de los míos, volví a levantar la cabeza.
-Anna...-dije cogiéndole el brazo.
-¿Dani?-me miró frunciendo el ceño.-¿Q.qué, c.cómo...
-Anna, tranquila, déjame contártelo. Vine andando porque no me apetecía coger el coche y Cris me vio, se paró y me insistió en que subiera. No le pude decir que no y, nada, me ha llevado hasta aquí... no te importa, ¿no?-la miré esperando su respuesta.
-Ah, c.claro... si no pasa nada. Jaja, lo entiendo cari, no tienes por qué darme explicaciones... Sólo que me he quedado un poco sorprendida, nada más, jeje...-dijo negando con la cabeza. Anna se había puesto nerviosa. La conozco perfectamente. Estaba deseando que el verme junto con Cris no le hubiera afectado pero en realidad había sido todo lo contrario. No quería que yo notara que se había puesto algo celosa. Quería convencerse de que la decisión que había tomado era buena, que quería que yo cumpliera su "deseo" de acostarme con otras chicas al no estar ella conmigo pero se acababa de arrepentir de todo lo que me había dicho esa noche. Y yo lo sabía, era consciente de ello. Así que sonreí victorioso y me fui a mi camerino no sin antes darle un beso en la mejilla. Al entrar, me senté al sofá y me puse a leer tweets pero no podía pensar en otra cosa que no fuera en Anna. No paraba de sonreír. Estaba contento, me sentía satisfecho por haberle dado una lección a mi Annita. De pronto, llamaron a la puerta.
-¡Pasa!-grité. Se abrió la puerta lentamente y Anna me miró aún nerviosa. Sonreí al verla.
-Hola... ¿pu.. puedo pasar?-dijo.
-Claro. Ven. Cierra la puerta.-le dije haciéndole sitio. Se sentó a mi lado y me observó tímidamente.
-¿Qué pasa?-le pregunté.
-Perdón por reaccionar de esa manera antes. Dani, no volverá a ocurrir. Pero-la corté.
-Anna, ya está solucionado, no tienes de qué preocuparte.-le dije cogiéndole la mano. Vi como se le encendían las mejillas y al darse cuenta, rápidamente bajó su mirada. Sonreí.
-Dime, ¿qué más querías decirme?-le pregunté.
-¿Eh? Nada... bueno... ¿has pensado en lo que te dije esta noche?-me preguntó aún mirándose las manos.
-Si.-le contesté.
-Y... ¿q.qué has pensado?-me preguntó. No me lo podía creer. Estaba muerta de nervios... le temblaban las manos y se las acaricié suavemente. Le acaricié el pelo y le cogí la barbilla para que me mirara a los ojos. Estaban llenos de lágrimas deseando salir.
-Anna, escúchame bien. Estoy enamorado de ti, hasta las trancas. Te quiero. No te voy a ser infiel, tenlo por seguro. Así que para de montarte tus movidas porque luego te pasa esto, y te arrepientes.-le dije sinceramente. Mis últimas palabras provocaron que Anna cerrara los ojos, y las lágrimas le bajaran descontroladamente. Bajó la cabeza. Estaba sollozando y aún temblaba más. Apoyó una mano sobre mi sofá y este pronto se acabó mojando por sus lágrimas. Me dio muchísima pena. Le cogí las manos y se las puse detrás de mi cuello, para que me abrazara. La abracé yo fuertemente y le di dos besos en el cuello. Se estremeció y, sin parar de llorar aún, enterró su cabeza en mi cuello.
-Tranquila mi amor...-le susurré en el abrazo. Le acaricié la espalda suavemente para que se calmara y me separé de ella. Hice que me mirara a los ojos y le sequé las lágrimas con mis dedos. Me miró avergonzada y entonces habló:
-Dan.ni, soy una estúp.pida... Lo siento, lo s.siento, de verd.dad... No sé p.por qué me pasa esto... Sigo mant.teniendo la misma opin.nión de esta noche, no te p.preocupes... pero n.no sé q.qué me ha pasado... Al v.verte con Cris, he estallado. No im.maginé que me sentiría así per.ro...-de repente la callé pegando mis labios a los suyos fuertemente. Le acaricié la cara con mi mano mientras abría sus labios con los míos para poder besarla más profundamente. Como es obvio, no opuso resistencia y me devolvió el beso entrelazando su lengua con la mía con muchas ganas. Estuvimos besándonos apasionadamente durante mucho más rato hasta que su pulsación volvió a ser normal y se separó de mi. Le di un pico y me sonrió.
-Te quiero, Dani.-me susurró.

Capítulo 115: Recuerdos y pensamientos

Eran las diez y media. Estaba de camino hacia el programa. Ese día también teníamos reunión. Ya estaba un poco harto, y, después de lo que me había dicho Anna, no estaba de humor como para tanta reunión. Flo dijo que esta sería la última y me alegré al recordarlo. No me encontraba bien. Estaba un poco de bajón y me sentía mal. Sabía por qué me encontraba así pero no quería pensarlo más. Iba escuchando música con el móvil cuando me paré en un paso de peatones esperando a que el semáforo se pusiera verde. Entonces fue cuando oí a alguien gritando mi nombre:
Dani!-decía mientras se reía. Miré a mi izquierda pero no vi a nadie.-¡Dani estoy aquí! Jajaja.-giré la cabeza hacia el semáforo y la vi. Sentada en el sillón delantero de su coche, con las manos al volante y sus gafas de sol. De pronto, me di cuenta de que el semáforo ya estaba verde para mi, así que su coche estaba parado.
Cris! Qué casualidad! Perdón, iba un poco despistado...-le dije medio gritando para que me oyera. Me dijo que fuera hacia ella con la mano y, lentamente, me acerqué a la ventanilla.
-Vamos, sube, que te llevo.-dijo con una gran sonrisa. Tenía una mirada muy alegre, siempre me transmitía felicidad y sus ojos marrón oscuro le brillaban. Había olvidado esa imagen tan juvenil y a la vez infantil que veía en ella. Hacía tiempo que no hablábamos.
-No, gracias... da igual. Ya voy andando... para lo que me queda...-le contesté.
-Pero ¿qué dices? ¡Venga sube tonto!-dijo haciendo otro gesto con la mano. Me miró sonriente. Vi que no aceptaría un no por respuesta así que no me quedó otra opción que subir al coche. Me senté a su lado y me dio dos besos. Tenía la radio puesta y estaba escuchando música. Me puse el cinturón y enseguida pude reconocer la típica olor de su coche nuevo. Esa olor... me recordaba a tantas cosas, a varios momentos con Cris, cuando estábamos juntos y nos íbamos de excursión, esa tarde que nos dio por ir a la playa y las noches en su casa... suspiré al recordar esas imágenes en mi imaginación. Todo era tan fácil cuando estaba con Cris... no habían problemas, hacíamos lo que queríamos, pero ella era demasiado joven y yo me di cuenta al poco tiempo... así que rompimos pero continuábamos siendo amigos y quedando a menudo, hasta que nos distanciamos y por una o por la otra, ya casi no nos vimos. Cris sólo me gustaba físicamente, es buena niña si, pero nada más. Y luego me enamoré de Anna, bueno, me equivoco: me di cuenta de que estaba enamorado de ella y todo se complicó. En ese momento, Cris me quitó de mis pensamientos:
-Dani, ¿estás bien?-me preguntó.
-¿Eh? Si, ¿por qué?-dije.
-Porque no me contestas! Jaja ¿te pasa algo?
-Nada... estaba empanado. Me he levantado tarde y aún estoy medio dormido jeje...-mentí. Cris no me respondió, siguió cantando la canción que estaba sonando, y me dejó volver a mis pensamientos. Me daba miedo que Anna nos viera llegar juntos. No me arrepentía para nada de haberme enamorado de Anna Simon, para mi era un orgullo poder quererla tanto aunque ese día estaba de bajón y todos mis pensamientos eran negativos... Observé a Cris. Su manera de comportarse, su forma de moverse, todo lo que decía... era tan distinta a Anna... Estaba seguro de que nunca me podría haber enamorado de ella, aunque hubiera querido. Anna es toda una mujer, madura, simpática, inteligente, adorable y además guapísima, de la única mujer de la que me he podido enamorar y, a ella, aún le falta mucho que vivir.
Por fin llegamos y Cris aparcó cerca de la puerta de entrada... genial, me dije. Miré hacia los lados para asegurarme de que no estaba Anna y salí del coche. Cris ya estaba detrás mío cuando yo estaba cerrando la puerta. Me giré y en ese mismo instante, vi a Anna sin dejar de mirarnos a los dos. Estaba de pie, observándonos desde dentro a través del cristal. Parece ser que también acababa de llegar. Nuestras miradas se cruzaron. Me puse nervioso al ver su carita. No entendía nada de lo que estaba pasando, se estaba tocando el pelo y parecía muy sorprendida al vernos juntos. No me extrañó para nada, eso era justo lo que había temido...

divendres, 7 d’octubre del 2011

Capítulo 114: Te doy permiso

Aún tumbados en la cama. Habían pasado sólo tres segundos antes de volver a juntar nuestros labios una vez más. Esta vez el beso fue más tierno, con menos deseo y con mucho más amor. Creo que ese día, nuestro deseo había quedado agotado, después de la manera en que habíamos hecho el amor.
-N.no t.tengo p.palabras...-le susurré aún con la respiración entrecortada. Estuvimos gran parte del tiempo mirándonos fijamente a los ojos, hasta que nuestra respiración volvió a ser la del principio. No me importaría seguir mirándola a los ojos el resto de la noche; me dije. Era como si el tiempo no pasara, la verdad es que no tenía la más mínima idea de la hora que era pero, como comprenderéis, tampoco me importaba. Anna seguía mirándome, con su mano derecha acariciando aún mi cara y con sus ojos clavados a los míos. No habíamos bajado nuestra mirada en todo el rato y no nos había resultado ni el más mínimo esfuerzo.-eres increíble, mi vida.
De pronto, noté como la expresión de Anna cambió y fue entonces cuando la fuerte resistencia de nuestra admirable mirada, se esfumó. Anna había cambiado mis ojos por el techo y me acababa de dar cuenta del por qué. Sus labios, estaban temblando y sus ojos, anegados en lágrimas. Me acerqué un poco más a ella y le acaricié la mejilla. Al notar el contacto de mi mano con su piel, se le cayó una humilde lágrima. Entonces le besé el costado de la frente muy suavemente.
-D.dani...-dijo. Le temblaba la voz.
-¿Qué pasa, Annita?-le susurré. Volvió su mirada a mis ojos.
-Quiero que sepas algo...-me dijo seriamente.
-Dime.
-Verás, Dani... no quiero que esto acabe nunca. Pero sabes que la semana que viene yo no voy a poder estar aquí, contigo. Sabes con quién estaré y muy lejos de aquí, sin poder tenerte tan cerca como esta noche. Por eso quería que hoy fuera muy especial, porque será la última vez, por decirlo de alguna manera, que estamos juntos. Quiero que sepas que voy estar pensando en ti y que intentaré llamarte, por supuesto. Pero no te puedo mentir...
-Te refieres a que tu y Miki...
-Si. Estaré con él Dani, no podré rechazarle. Y es esa misma razón por la que te tengo que decir esto: Dani, yo... uf, me cuesta mucho pero tengo que hacerlo. Quiero que, durante esta semana, tu también seas libre. Quiero que te lo pases bien a tu manera sin tenerme en cuenta en ningún momento. Como si yo no existiera. Por favor.
-Anna... ¿me estás diciendo que me acueste con otras chicas?-le pregunté con miedo en mi mirada.
-Quiero que lo hagas, no te sientas mal, te doy permiso. Yo, mucho a mi pesar, estaré haciendo exactamente lo mismo así que te pido que no tengas miedo. De esta manera, el sentimiento de culpa se me hará más llevadero, aunque suene muy cruel...
-¿Pero tu te das cuenta lo que estás diciendo?
-Dani, por favor. No te lo tomes a mal. Aunque te cueste mucho, haz un esfuerzo y entiéndeme... Esto es muy duro para mi.
-Está bien. Sabes que no pienso hacerlo, pero no quiero verte de esta manera, así que "lo acepto".-le dije abrazándola. Me miró a los ojos.
-Dani, no pasa nada. No pienses en las consecuencias, yo siempre voy a estar aquí.-me susurró por última vez antes de cerrar los ojos. Le di un beso en la frente y nos quedamos dormidos, sin darnos cuenta.
Abrí los ojos. Anna seguía girada hacia mi y también los tenía abiertos. En ese momento me di cuenta de que veía a Anna con mucha más claridad y es que si, ya se había hecho de día. Me devolvió el abrazo de antes y se levantó para vestirse. No me moví en todo el rato. Seguía mirando hacia su lado de la cama, ahora vacío, mientras la oía moverse por mi piso. Finalmente, noté sus manos en mi brazo. Se acercó a mi cara y me la giró hacia ella para darme un beso en la boca.
-Me voy. Te quiero cariño.-dijo seriamente y se marchó de la habitación.

Poco después, oí la puerta. Ya se había ido. Me levanté y me fui a duchar no sin antes encender la radio, como siempre hago. Entré en la ducha y, de pronto, como pura coincidencia, sonó la canción "Por amarte". Y mientras, me acordé de las palabras de Anna y me entraron ganas de llorar. Pero no lo hice. Y recordé la frase que me había dicho ese día "eres tan sensible..." y ahora mismo le doy toda la razón, pensé. Hacía tiempo que no escuchaba esa canción, y esa vez, cantando la letra en voz alta, me tocó de verdad:
"Lucharé por ti, aunque no esté solo en tu corazón... Viviré por ti, hasta el borde mismo de la razón... Por amarte, he caído en la traición, por amarte, perderé la luz quitaré el dolor y olvidarte, no será mi solución. Quiero amarte, aunque no soy yo, no soy dueño de tu amor..."

dijous, 6 d’octubre del 2011

Capítulo 113: Locura

Cerré los ojos pegando más mi nariz a su cuello. Siempre huele tan bien... me encantaría sentirme siempre así. De pronto, sentí que me empezaba a besar el cuello y me estremecí. Al notarlo, Anna me acarició el pecho con sus dedos, cosa que me hizo temblar de placer.
-No m.me hagas eso...-susurré aún temblando. Vi como en su boca se dibujaba una gran sonrisa pícara. No me respondió, siguió acariciándome la espalda en silencio. Colocó su mano derecha debajo de mi oreja y me miró a los ojos sonriendo. Yo también la miré, sacando una sonrisa más tímida. Le brillaban los ojos, como tantas otras veces. Pero nunca me canso de mirarlos. Anna nunca me había mirado de esa forma, cosa que me gustó. Se mordió el labio inferior discretamente y se acercó más a mi para besarme. Pegó nuestros labios e hizo que abriera la boca dándole el beso que hacía rato que me pedía. Aún besándome, sonrió victoriosa y colocó su otra mano bajo mi otra oreja. Aproveché para colocar mis manos en su cintura y empujarla más hacia mi. En ese momento se separó y suspiró.
-D.dani... quiero que esta vez sea muy especial...-me susurró acariciando mis manos aún en su cintura. La miré seriamente.
-Yo también.-le susurré e, instintivamente, volvimos a pegar nuestros labios para fundirnos en otro de nuestros besos. Dejé caer mi espalda y mi cabeza en la cama y separamos nuestros labios por un momento. Anna me miró a los ojos otra vez y me cogió la cara para poder besarme más profundamente. Los dos temblábamos con cada beso, y Anna seguía insistiendo con sus manos en mi torso hasta que me produjo un escalofrío. La miré y sonrió. Así que decidí quitarle la camiseta para estar ambos en las mismas condiciones. Nos volvimos a sentar y al quedarse en sujetador me levanté.
-Ven aquí.-le susurré. Me miró fijamente y se levantó detrás de mi. La agarré fuertemente del trasero y se subió a mi rodeándome el cuello con sus brazos. Mientras me desplazaba, le besé el hombro y, al subir por la clavícula, empezó a besarme ella también. No podía más, así que me detuve en medio del pasillo y la empujé contra la pared. Empezamos a besarnos con más efusividad y al bajarse la ayudé a quitarse sus shorts. Volvió a subir rodeándome con sus piernas. Coloqué mis manos en sus muslos mientras no podía parar de besarle el cuello. Su olor me atraía exageradamente y no podía parar de besarla.
-D.dani, dan.ni...-dijo con la respiración entrecortada. Seguía besándole el cuello cada vez con más locura.-vam.mos a la c.cama...
Después de otro rato volví a desplazarme hasta la habitación con Anna sobre mi. La dejé caer suavemente sobre la cama. Me quité los pantalones y me estiré encima de ella. Nuestra pasión ya había alcanzado el nivel máximo así que nos volvimos locos al quitarnos el resto de nuestra ropa mútuamente y por fin, quedamos desnudos, el uno encima del otro. Besé todo su cuerpo, con suaves caricias de deseo mientras oía sus suspiros cada vez que mis labios tocaban su piel. Volví a mirarla a a los ojos y entonces...
-Esp.pera, es.spera...-logró decir Anna. Me separé unos milímetros de ella. Mi cuerpo no podía separarse más. La miré con deseo.-T.te quier.ro...
-Y yo a t.ti.-saqué fuerzas de dónde no las tenía para hablar y al segundo siguiente ya volvía besarla desesperadamente. Entonces, le empecé a hacer el amor, con todo el deseo contenido, logrando llegar a un placer indescriptible, que hizo que nos sintiéramos como si ambos fuéramos uno. Más tarde, ella me lo hizo a mi y así, estuvimos demostrándonos nuestro amor durante el resto de la noche.
Terminamos los dos, tumbados de caras al otro sin sentirnos el tiempo entre latido y latido. Nunca, jamás me había sentido igual.