diumenge, 27 de novembre del 2011

Capítulo 129: Nada más

-Y yo a ti.-le contesté seriamente. Me miró a los ojos acariciándome la cara suavemente. No sabía qué más decirle, cómo reaccionar... ya se lo había dicho todo. Todo lo que tenía por decirle, todo lo que pensaba, todo lo que quería y lo que deseaba... sólo me quedaba a esperar una respuesta convincente para que no se lo tuviera que pedir más... Pero sabía que eso era muy difícil y que me costaría mucho aunque, en ese momento, estaba convencido de que lo iba a conseguir.

-Dani... sé lo que quieres y que ahora mismo no puedo dártelo pero, no vamos a acabar aquí nuestro primer día juntos, ¿no?-me dijo aún con la cara mojada por las lágrimas.

-No lo sé, Anna... sinceramente, no estoy de humor. No quiero malgastar este tiempo contigo pero...-le contesté sin mirarla. Ella estaba tumbada sobre la cama, mirándome a mi y yo a su lado. En ese momento me cogió de la nuca para que la mirara.

-Dani, por favor... por favor... no me hagas esto ahora.-susurró mirándome a los ojos. Sentí mucha impotencia. En realidad quería besarla y disfrutar al máximo de este tiempo con ella pero por otra parte, mi sangre ardía al pensar que esa misma noche volvería a su casa, con él...

-Intenta no pensar más en ello... Nos merecemos este tiempo juntos y lo deseamos más que nadie. Por favor...-me pidió aún en la misma posición. Quería dar yo el paso pero no podía. Si lo hacía, me parecía que aceptaba nuestra situación actual y eso no era lo que pensaba. Así que opté por quedarme sin hacer nada, y fue ella quien me acercó a su cara. Juntó nuestros labios y me besó con mucho deseo. Me cogió la cara y me siguió besando lentamente. Sin darme cuenta, le estaba devolviendo los besos con la misma efusión que ella... Y ella me iba respondiendo, cómo no. De repente, sus manos estaban acariciando mi espalda. Me coloqué encima de ella, aún besándola. Me di cuenta de que nuestros cuerpos ya se conocían. Estaban pegados produciéndonos las mismas sensaciones de siempre. Anna me acarició el torso con cariño y yo le quité la camiseta por segunda vez ese día. Le acaricié los costados de su torso y la volví a besar. Mis labios recorrieron todo su cuello, bajando por su escote, su barriga... y notando cómo se estremecía cada segundo. De pronto, cogiéndome por la espalda, me pegó a ella todo lo que pudo y me besó el cuello insistiendo en él. Se me escapó un suspiro y la abracé fuertemente enterrando mi cabeza en su cuello besándoselo con fuerza. Oí su suspiro y no pude evitar amarla. Amar sus suspiros, su olor, su voz... Si todo fuera tan fácil... si pudiera tenerla así de cerca todos los días, oír sus suspiros cada día, sería tan feliz... pensé por un momento. Pero ella hizo que se esfumaran mis pensamientos en cogerme la cara otra vez y besarme profundamente. Y noté su deliciosa lengua pidiéndome más...

Me separé para quitarle los shorts y observar su figura atentamente. Ella era la única mujer que había conseguido volverme loco de esa manera sólo con ver su cuerpo... Me quedé unos segundos más mirándola hasta que me empujó hacia ella para quitarme el resto de la ropa y yo respondí haciendo lo mismo. Y la acaricié otra vez. Ahora sintiéndola completamente mía, sin pensar en lo demás. Sin preocuparme por nada más. Me abrazó una vez más y me quedé otro rato paralizado, por tenerla tan cerca, por notar todo su cuerpo en el mío. Y me lo volvió a pedir una vez más, al oído:

-Por favor...-susurró dulcemente. ¿Aún tenía dudas de que me hubiera echado para atrás? Sonreí al oír su humilde voz. Pero ella no me vio. Me separé un poco de ella y la miré a los ojos fijamente. Me miró mordiéndose el labo inferior. ¿Cómo te puedo querer tanto? pensé observando su rostro. Y entonces le aparté las manos de mi torso y se las coloqué por encima de su cabeza para, seguidamente, empezar a hacerle el amor con cada parte de mi ser. Cerró los ojos y volví a oír sus suspiros. Volví a besarla, a amarla por completo. Y allí, en mi habitación pasamos el resto de nuestro día haciendo el amor. Sin nada más que nos preocupase, sólo el simple hecho de tenernos el uno al otro, y de disfrutar al máximo de cada segundo juntos. ¿Era eso de lo que se trataba, no? Pues creo que lo conseguimos, qué digo conseguimos, lo hicimos nosotros mismos. No nos faltó nada más.

diumenge, 20 de novembre del 2011

Capítulo 128: ¿Por qué no arriesgarnos?

-Si, me parece poco.-contesté temblando. Le cogí la cabeza con mis manos y la coloqué frente
a mí mirándola fijamente a los ojos.-Anna, quiero que seas sólo para mí. Quiero que dejes a Miki,
quiero que no vayas a Mollet los fines de semana y que te quedes aquí en Madrid conmigo, quiero tenerte para mí sólo, quiero pensar que nadie más te comparte, que nadie más te besa, nadie más te abraza, nadie más te siente como lo hago yo. Sé que estás enamorada de mí, porque me lo has repetido muchas veces, pero eso no es suficiente, mi amor. Yo quiero ser tu novio. Y no me digas que ya lo soy porque los novios se son fieles, no existen terceras personas en sus vidas. Te quiero Anna. Por eso deseo tenerte sólo para mí. Eso es lo que quiero. ¿Lo entiendes?
Silencio. Después de decir todo lo que pensaba, sólo oí su silencio. Seguía mirándome fijamente
pero su mirada había cambiado. Sus ojos estaban húmedos y sus labios, medio abiertos, se negaban a hablar. Yo le estaba acariciando el pelo con mis dedos, observando su rostro inseguro. Cerró los ojos y enseguida una lágrima bajó por su mejilla. Al verla se la acaricié con mi pulgar pero se echó para atrás y terminó por sentarse otra vez encima de mí. Con las manos tapándole la cara, le siguieron cayéndo más lágrimas, sin parar. Empecé a oír sus sollozos y me levanté, con ella sobre mis muslos, y le aparté las manos de la cara.
-Cariño, sabes que no quería hacerte llorar... lo siento...-le dije besándole la mejilla.
-No, Dani... t.tienes razón. Soy imbécil.-dijo mirándome a los ojos.-Yo soy la que lo siente... Sigo
actuando como si todo fuera normal, como si no pasara nada por acostarnos, por hacer vida de
pareja, por amarnos de esta manera... mientras, por otro lado, sigo saliendo con él. No sé, es como si no fuera yo... Me siento bien cuando estoy con él pero, cuando estoy contigo, todo se transforma en otro ambiente y aún me siento mucho mejor. Contigo todo es perfecto: cuando nos besamos, cuando hacemos el amor, cuando nos reímos, cuando hablamos... y cuando me siento ya como si fuera tuya y te siento a tí como si fueras mío, me doy cuenta de que todo esto no es real. Y siento como todo se desvanece. Me doy cuenta de que en realidad sigo saliendo con Miki y que te quiero a ti, pero soy incapaz de dejarlo...
-Yo también soy incapaz de dejarte, no puedo hacerme a la idea de estar sin ti... Y ahora me pongo a pensar en toda esta semana que he pasado solo, sin tenerte a mi lado ni un segundo y la quiero olvidar. Quiero olvidarme de lo que sentí cuando tu no estabas. De lo mucho que te eché de menos... no sé, últimamente no me reconozco. Antes yo era diferente. Antes, salía con cualquier chica y no necesitaba a ninguna como me pasa contigo. No tenía esa necesidad por estar a su lado todo el día, por besarla, por hacer el amor toda la noche... y sin embargo contigo, todo se transforma.-le contesté acariciando las sabanas con la palma de mi mano.
-Lo sé. Y sé lo que quieres, sé que deseas con todas tus fuerzas que yo sea sólo para ti, y que yo también lo deseo, pero no tanto como tú. Si, yo también quiero ser sólo tuya, Dani. ¿Sabías? Pues es verdad. Pero no puedo. Hay algo, no sé lo que es pero me impide a que le diga a Miki: "lo nuestro se ha acabado.". No me veo capaz de hacerlo y tampoco quiero. Nunca me había pasado esto con nadie pero es verdad. No sé, sé que cuando estoy contigo no pienso en nada más, que estoy como en una nube, y sé que es porque estoy enamorada de ti. Pero cuando estoy con él, me siento bien, piensa igual que yo, somos muy iguales y también nos queremos. Aunque de otra forma. No sé, creo que no puedo explicártelo muy bien porque, de todas formas, no lo entenderías. Ni yo misma lo entiendo...-dijo mientras se acariciaba el brazo con su mano.
-Mira Anna, yo puedo entender que con él seas feliz, pero si estamos enamorados, ¿por qué no arriesgarnos? Yo te lo podría dar todo, y más. Tienes que arriesgarte por una vez en la vida, Anna. No todo te va a salir como quieras pero nunca lo sabrás si no lo intentas. Y sé que tienes miedo. Miedo de perderlo a él o de perderme a mí, si tomas la decisión equivocada. Pero, ¿quién sabe cuál es la decisión correcta? Ni siquiera lo sabes tú. No sé, yo te diría que te arriesgaras por conseguir lo que realmente quieres...-dije. Me miró a los ojos y otra lágrima le bajó por la mejilla.
-T.tienes toda la raz.zón. P.pero es tran frustran.nte...-susurró al abrazarme. Le devolví el abrazo, eso era lo que necesitaba. Me vino un escalofrío al notar sus manos acariciando mi espalda desnuda. Le dejé un beso en el cuello y nos volvimos a separar. Miré por la ventana. Ya no entraba el sol. Aunque aún había luz. Serían las cinco o las seis de la tarde... La miré a los ojos una vez más y me miró segura.
-Te quiero Dani.-me dijo acariciándome la cara con sus dedos.

dimarts, 15 de novembre del 2011

Capítulo 127: ¿Te parece poco?

Anna respiró profundamente, y poco a poco, colé mi mano por debajo de su camiseta. Le acaricié la barriga y sintió un cosquilleo por todo su cuerpo que la hizo temblar. Sonreí al notarlo y seguí acariciando su cuerpo hasta por encima del sujetador, dónde puso su mano encima de la mía y me miró a los ojos.
-Dani...-susurró bajando su mirada de mis ojos hacia mis labios. Me acerqué más a ella.
-¿Qué?-susurré con el mismo tono de voz. En ese momento oí un suspiro por su parte y pegué mi frente a la suya. Incliné la cabeza hacia un lado y bajé mi mirada a sus labios. Me vinieron unas ganas tremendas de besarla, su boca me lo pedía a gritos. Pero ella se adelantó. De pronto noté sus suaves labios acariciando los míos con un beso muy deseado. Con cada segundo, sus labios me rogaban más y más así que terminé por separar su cuerpo del mío con mi mano aún sobre su sujetador, y volvió a quedar estirada sobre mi cama. Me acerqué a ella y la besé con unas ganas inmensas, y a la vez, bajé mi mano por el costado izquierdo de su torso. Nuestras calurosas lenguas chocaron y, con su repetitivo compás, hicieron que ese efusivo beso se convirtiera en otro de mucho más placentero. Al acabar, me separé un poco de ella y la miré a los ojos sonriendo al ver su carita de alegría. Me miró también sonriente y me cogió por el cuello para mantenerme en el mismo sitio.
-No sabes lo feliz que me estás haciendo hoy...-me dijo mientras sus dedos me hacían cosquillas por el pelo.
-Eso era lo que quería conseguir. Quiero que te lleves un gran recuerdo de este dí...-me cortó tapándome los labios con su mano.
-Shhh... todavía no ha terminado. Aún queda mucho, y no vamos a malgastarlo hablando, ¿verdad?-me susurró. A la vez, su mano pasó a mi nuca y me empujó hacia ella para que la besara. Así lo hice, volviendo a sus besos que lograban gustarme cada vez más. Me separé otra vez para hablar.
-Oye, tu antes no besabas de esta manera...-dije con los ojos medio cerrados por todo lo que me hacía sentir.
-¿Ah no?-preguntó curiosa.
-No... ¿c.cómo lo haces para que cada d.día me gusten más t.tus besos?-le pregunté yo.
-Jajaja, será que tengo a un buen profesor a mi lado, ¿no?-dijo sonriendo.
-Ui, claro... no lo había pensado...-dije fingiendo.
-Jajaja. Ven aquí.-Me sonrió y nos giró para colocarse ella encima. Continuó con el beso de antes, ahora haciéndolo más profundo... umm... un momento...
-An...-musité. No podía articular palabra, sus besos lograban desconcentrarme una vez más. Después de unos segundos, volví a intentarlo.
-Anna...-dije separándola lentamente de mi con mi mano.-Respecto a lo del profesor, te referías a mí, ¿no?
-Jajaja pues claro que no...-contestó divertida y volvió a juntar sus labios a los míos pero se lo impedí.
-¿Cómo? Ah no, ahora no soy tu profesor, ¿no? Qué lista... pues no te doy más besos.-contesté medio picado.
-Jaja de eso nada...-dijo pegando su boca a la mía fuertemente. Cerré los labios decidido a no abrirlos hasta oír lo contrario.-¡Dani! ¿A qué viene esto? Venga... bésame...
Me rogó. Me negué a hacer lo que me pedía y contemplando su hermosa sonrisa al ver mi pequeño enfado, sonreí. Se relajó y volvió a juntar nuestros labios pero yo seguí negándome. Al verlo, se separó de mí. Pensé que ya se había cansado del juego y me iba a levantar pero un escalofrío hizo que me paralizara. Sus manos se habían colado dentro de mi polo y estaban deslizándose por todo mi torso. Suspiré de placer al notarlas. No pude resistirme. Noté su sonrisa des de lejos y pronto, sus manos me subieron la camiseta, cosa que me hizo estremecer. Temblé al sentir sus labios dejando besos por debajo de mi pecho... segundo suspiro. Segunda sonrisa por su parte. En ese momento, sus manos descendieron hasta el cierre de mis pantalones que no tardó en abrirse fácilmente. Pronto desaparecieron de la cama y Anna volvió a sentarse sobre mí. Poco a poco, me quitó el polo negro y también lo tiró al suelo. Sus dedos volvieron a acariciar mi pecho, efecto que me hizo tocarlos después de dejar ir mi tercer suspiro. En ese instante, se puso de caras a mí, mirándome a los ojos. Su sonrisa, radiante, no lograba borrarse de su cara. Y su mirada bajó rápidamente a mis labios. Éstos, ya no respondían a mis ordenes así que al juntarse con los de Anna, se volvieron locos por besarla efusivamente. Notaba la sonrisa de Anna dentro del beso, una sonrisa de placer, de felicidad y de victoria. Se separó de mi y cogiéndome las manos, se acercó lentamente a mi oído.
-Pues claro que tú eres mi profesor... ¿Quién si no? Eres el único que me besa de esta manera, el único que me hace sentir así, el único del que estoy irremediablemente enamorada...-susurró con los labios rozándome la parte más sensible de mi oreja.-¿te parece poco...?

dissabte, 12 de novembre del 2011

Capítulo 126: Como si fuera real

Rodeé su cintura con mis brazos para abrazarla una vez más. Nos estábamos besando lentamente, el uno sintiendo la respiración del otro, yo encima de ella. Nuestros cuerpos desnudos, removiéndose entre las frías sábanas, tenían ganas de más. Me separé un poco de ella para mirarla a los ojos. Me sonrió y me dio otro pico.
-¿Qué?-me preguntó sonriendo.
-Anna... antes me has dicho que... ¿llegaste a pensar que me había acostado con Cris?-le pregunté sorprendido. La verdad es que mientras la estaba besando, me había parado a pensarlo y sentí curiosidad.
-¿Eh?... S.si...-musitó tímidamente. Sonreí al ver su expresión.
-Pero... ¿cómo pudiste llegar a pensar eso? jaja Anna, ya te dije que ella tiene novio, jajaja además, eso es imposible... jajaja-me reía nada más pensarlo. Me gustaba que lo hubiera pensado, es más, me hacía gracia.
-Oye, ¡no te rías de mi!-dijo mosqueada.
-Jaja lo siento cuqui... ¿me perdonas?-dije. Cómo me temí lo peor, antes de que dijera nada volví a pegar mis labios a los suyos, para besarla profundamente, y así hacerle olvidar el mosqueo por reírme de ella. Le acaricié la mejilla al encontrar otra vez su lengua con la mía. Si, ya se le había olvidado. En ese momento, colocó su mano sobre el final de mi espalda, y noté sus dedos en mi trasero. Me separé y sonrió. La volví a besar, era como si lo necesitase. En realidad, lo necesitábamos los dos. Tantos días sin probar sus labios...
Anna entrelazó sus piernas con las mías, aún besándome. Le quería volver a hacer el amor, pero la verdad es que mi cuerpo estaba muy cansado y me pedía un descanso.
-Ummm...-musitó al separarme de ella. Me senté sobre la cama y le cogí la mano para que ella también se incorporara.
-Venga, vamos a comer, ¿no? Tenemos que recuperar energía cuqui...-le dije acariciándole el pelo con la otra mano.
-Jaja está bien... Tienes razón, vamos.-dijo al levantarse. Ambos nos pusimos la ropa interior y nos terminamos de vestir. Optamos por ir al bar de mi calle para así no tener que cocinar... Además no tenía nada en la nevera y no tenía ganas de ensuciar la cocina. Saludé al dueño del bar y nos sentamos en una mesa del fondo, apartados del resto de la gente. Aunque no había casi nadie, por eso fuimos. Comimos en medio de bromas y risas. Y allí, en el bar de mi calle, comiendo con ella, se me pasó el tiempo. Parecía como si esa semana separados no hubiera pasando nunca. Cómo si hubiera sido sólo parte de nuestra imaginación. Tenerla otra vez delante de mí, riéndonos como nunca, me hizo sentir de lo más bien. Recuerdo que en medio de la comida, la llamó su madre, preguntándole cómo había ido el viaje. Ella le dijo que estaba ocupada y que la llamaría mañana... Al colgar, me miró y se rió al ver mi cara. Me encantaba oírla hablar catalán. Al instante, me reí yo también.
-¿Qué te ríes?-me dijo sonriendo.
-Jajaja és clar, perquè estic molt cansat, maquillatge sisplau ¿no?-le dije riendo. Sonrió y se sonrojó.-Me encanta cuando hablas catalán. Te veo tan dulce...
-Cállate...-dijo aún sonrojada. Me reí y enseguida cambiamos de tema, para seguir comiendo. Al terminar, volvimos a mi piso y nos sentamos en el sofá porque estábamos llenos. Pasamos el resto del mediodía viendo una película. Yo medio tumbado, y ella apoyada sobre mí, dándome acceso a su pelo para podérselo acariciar. Por un momento, me imaginé que vivíamos juntos. Como si fuera real. Que Anna sólo estaba saliendo conmigo y que este era un domingo de pareja como los muchos que ya habíamos pasado juntos. Sonreí al imaginármelo. Era como mi pequeño sueño con ella, hecho realidad. En aquel mismo momento, Anna me quitó de mis pensamientos.
-Bueno, ya se ha acabado...-me dijo levantándose.
-¿ya?-dije levantándome también.
-Claro.. ¿que no lo has visto?-me preguntó señalando la televisión.
-Si, si...-disimulé. Anna se estiró de brazos y aproveché para cogerla por detrás de la cintura con una mano y de sus muslos con la otra, y así traerla de nuevo a mi habitación. La dejé caer encima de mi cama, aún deshecha por nosotros mismos unas horas antes, y me tumbé yo a su lado. Apoyé mi cabeza sobre mi mano, con el codo encima de la almohada y la observé. Estaba de caras al techo, mirándome a los ojos. Mi dedo índice se acercó a sus labios y recorrió toda su cara, descendiendo luego por su cuello, su escote... Me sonrió, y enseguida adivinó mis pensamientos.

divendres, 11 de novembre del 2011

Capítulo 125: No sé mentir

Caímos los dos rendidos sobre la cama. Nos dejamos caer por el cansancio y el exceso de placer que acabábamos de vivir. Estábamos los dos tumbados de caras al techo, recubiertos por las sábanas, con la respiración acelerada. Vi que a Anna le daba el sol en la cara y se tapó los ojos con la palma de su mano. Rápidamente, me cogió la mano sin moverse mucho. Me la apretó con cariño y giró la mirada hacia mí.
-M.me ha encant.tado... ¿y a t.ti?-me dijo aún con la excitación corriendo por sus venas. La miré a los ojos y sonreí. De repente, me puse de lado y le cogí la cara para plantarle otro beso con fuerza, y demostrarle lo mucho que había disfrutado. Al separarme, la miré y, aún jadeando, me salió así, sin pensar en nada más:
-Dios, An.n.a.... cómo lo echaba de menos... una semana sin hacer el amor... eso es mucho tiempo para mí...-dije sonriendo entre suspiros.
-Te entien... ¿qué? un momento. ¿Has dicho una semana sin hacer el amor? Pero no dijiste que...-mierda. Pensé al instante. Ya está, se me ha escapado. No sé mentir... La miré a los ojos y, al instante, me los tapé con la mano. Enseguida pilló mi reacción, y supuso que no me había acostado con nadie en toda la semana...
Dani!-gritó colocando su mano sobre mi brazo, para que me destapara los ojos. Pero no lo hice. Me tapé con la otra mano.-Pero...pero...
-Lo siento, lo siento Anna... lo siento... no pude, no fui capaz...-ahora sí; me quité las manos de la cara y la miré a los ojos, cogiéndole suavemente el brazo.-Yo quería, te lo juro, pero mi cuerpo no reaccionaba, no pude hacerlo. Te quiero demasiado, Anna... soy incapaz de hacerte algo así... perdóname...
Los ojos de Anna, me miraban fijamente. Estaba frunciendo el ceño. Y de pronto, su mirada se llenó de lágrimas. De lágrimas de emoción, pero también de culpa. No, eso no es lo que quería.
-Annita... no me llores ahora... jo, me siento fatal...-le dije acariciándole la mejilla.
-No te merezco Dani... Eres tonto. Todo lo que me acabas de decir, es precioso... eres... perfecto. Y encima que has sido incapaz de hacerme esto, va y te sientes mal y ¿aún quieres que te perdone? Bff...-las lágrimas hicieron camino por sus mejillas. Yo no supe qué hacer y ella lo percibió, así que me cogió del cuello y me empujó hacia ella para abrazarme fuertemente. Nuestros cuerpos, desnudos, chocaron y al tocarse ya no se quisieron despegar. Le devolví el abrazo, dejando unos cuantos besos en su mejilla. Sentía su respiración en mi cuello, tenía la cabeza enterrada en él y aún seguía llorando. Con mis caricias, que le provocaron escalofríos, conseguí al fin tranquilizarla. Anna tenía razón... no me tenía que sentir mal por haberle sido fiel... Me separé un poco y la miré a los ojos para que me hablara.
-¿Pero, por qué me has mentido?-me dijo una vez calmada.-No lo entiendo, Dani.
-No lo sé... ha sido el momento, el querer verte feliz... pero me arrepentí nada más decírtelo.-le dije sinceramente.-Sabes que te quiero y que soy incapaz de serte infiel. Así que no me lo vuelvas a pedir, ¿quieres?
Me miró y sonrió al oír mis palabras. Ahora se sentía más culpable por no haberme acostado con nadie, pero yo sabía que en realidad me lo agradecía de verdad. Y para demostrármelo, volvió a pegar sus labios a los míos para acabar dándome un beso de esos que me vuelven loco.
-Gracias.-me susurró después del beso.
-No tienes que agradecerme nada.
-Si. Gracias por serme fiel, Dani. Por quererme. Me lo creí de verdad. Pensaba que te habías acostado con otra chica, incluso llegué a pensar que con Cris... lo sé, llámame tonta, pero esa llamada en el coche me hizo pensar mal... y, una vez dicho esto... reconozco que me mató por dentro pensar que habías estado en la cama de otra chica... si al final ni yo misma puedo controlar mis sentimientos... y es que me dolía mucho el pensar que...-la corté.
-Anna, ya está. Dejemos el tema por zanjado, ¿vale?-le susurré a unos centímetros de ella. Y me sonrió porque ella también tenía ganas de dejarlo.-Y ahora, continuemos con esto...
Le aparté el pelo de la cara y me puse encima de ella para poder besarla mejor. Le agarré la cara con mis manos y sentí sus labios en los míos, besando con total sinceridad. Sus manos, se aferraron a mi espalda, sensación que me encanta, y seguidamente, me devolvió el beso con mucho más amor. Sentí que con cada caricia, se alegraba aún más de tenerme para ella, sólo y exclusivamente para ella. Y la verdad es que yo, a la vez, la sentía mía, sólo mía.

dissabte, 5 de novembre del 2011

Capítulo 124: Aprovecharlo al máximo

Seguíamos en silencio, sólo se oía el sonido de nuestros labios, al chocarse para besarnos. Pronto, nuestro pulso aceleró y empecé a oír los suspiros de Anna. Me separé un poco para mirarla a los ojos con deseo.
-D.dani...-musitó temblando. La observé unos segundos.
-¿Qué?-le susurré cogiéndola por la espalda.
-Bés.same...-me pidió con los ojos llorosos. No me apetecía hacer nada más que lo que me acababa de decir. Me acerqué otra vez a sus labios, para seguir besándola fuertemente. Pero volví a separarme para mirarla. Nunca la había visto de esa manera en plena luz del día. Sus ojos, medio cerrados, se volvieron a abrir al separarme. Le brillaban como nunca lo habían hecho antes, y estaban aún más claros por la luz del sol. Sonreí al ver su cara de mosqueo por haberme separado. Entonces fue ella quien se acercó a mi para besarme y acabó por empujarme hacia ella y así caer los dos sobre la cama. Estábamos de lado, el uno mirando al otro sin parar de besarnos. Le acaricié la mejilla con mi mano derecha y me volví a separar. Automáticamente, Anna hizo una mueca de mosqueo. Volví a sonreír e impedí que sus labios volvieran a alcanzar los míos por un momento.
-¿Q.qué te pasa hoy? ¿Por qué te enfadas así?-le susurré aún sonriendo.
-Jod.der Dani... lo siento... es que, esta tarde me tengo que ir otra vez y quiero aprovechar la situación... a partir de ahora, quiero aprovechar mi tiempo contigo al máximo...-me dijo seriamente. Sus palabras hicieron que me pusiera serio. Y, a los pocos segundos de mirarnos en silencio, se me hundieron los ojos de lágrimas. Al darme cuenta, los cerré rápidamente con fuerza. No quería que Anna me viera llorar. Cuando me vio, puso su mano en mi cara y me la acarició suavemente.
-Dan.ni, no pasa nada... p.puedes llorar...-me dijo, ya que ella ya estaba a punto de hacerlo...
-No.-dije abriendo los ojos. Las lágrimas habían desaparecido de mi vista.-no quiero perder el tiempo llorando. Quiero aprovecharlo al máximo.-y después de esto, la cogí de la nuca para volver a besarla pasionalmente. Respondió al momento, con otro de sus besos indescriptibles y me coloqué encima suyo para seguir besándola. Los dos estábamos sin camiseta y mi placer aumentó cuando noté que las manos de Anna rozaban mi pecho y se deslizaban hacia abajo para quitarme los pantalones. Después de mucho trabajo, lo consiguió y yo hice lo mismo con los suyos, más fáciles de quitar, al ser shorts. Le acaricié los muslos escuchando sus suspiros de placer al rozarle partes inconfesables. Me miró y me cogió de los brazos tirando hacia ella para volver a besarme con pasión. Aproveché para acariciarle los costados del torso y ella nos hizo rodar para colocarse encima. Mientras nuestros labios no paraban de inventar nuevos besos, le acaricié la espalda, motivo por el cual, segundos más tarde, su piel se puso de gallina. Subí la yema de mis dedos por su columna, hasta coincidir con el enganche de su sujetador. Al notar mis manos, se separó un segundo para darme permiso con su mirada, y se volvió a enganchar a mis labios. Le quité el sujetador lentamente, y lo dejé en un lado de la cama. La agarré de la cintura para volver a colocarme encima de ella y me separé un poco. Acaricié todo su pecho con mis labios mientras le dejaba dulces besos en cada parte de él. Al escuchar de nuevo sus suspiros, mis manos descendieron a su cintura, y le quité la única prenda de ropa que quedaba por desaparecer. Ella hizo lo mismo con la mía y volvimos a juntar nuestros labios una vez más. Nos incorporamos, y le empecé a hacer el amor. Se me dibujó una sonrisa en la cara, al oír sus adorables gemidos y la callé con otro de nuestros queridos besos. En medio de caricias, besos y suspiros, perdimos la noción del tiempo haciendo el amor con una pasión nunca vista. Al hacerlo, me acordé de cuánto la había echado de menos, de cuánto había añorado hacer el amor de esta manera, de sentirla tanto, de no pensar en nada más que no sea en besarla y de volverme loco por cada una de sus caricias. Y así, pasé una de las mejores mañanas de mi vida, haciendo el amor con ella, mientras el sol iluminaba a dos cuerpos felices, llenos de placer y de vida.

divendres, 4 de novembre del 2011

Capítulo 123: Miedo equivocado

Nos separamos y Anna se quedó mirándome en silencio. Quería preguntarme algo, pero no se atrevía. Yo quería saberlo así que empecé a preguntarle.
-¿Qué te pasa?-pregunté mirándola con preocupación.
-Dani, sé que esto tampoco es asunto mío pero... la chica con la que te acostaste... ¿fue Cris?-me dijo mirándome a los ojos. Al acabar su pregunta, cerró los ojos, como si tuviera miedo de mi respuesta.
-¿¡Qué!? Anna, ¿¡estás loca!? ¡No! ¿Cómo quieres que me acueste con Cris?-le dije horrorizado.
-No sé... antes en el coche te ha llamado...-susurró sin mirarme. Ahora lo entendía todo... Anna me preguntó si me había acostado con alguien, porque temía que fuera Cris... qué tonta es... con lo que la quiero yo... no soy capaz de hacerle una cosa así. Aún no es consciente de todo lo que siento por ella...
-Anna...-suspiré.-ya sé por dónde vas y... estás muy equivocada. No me acosté con Cris. De hecho...-me cortó. Iba a decirle que no me acosté con nadie pero la miré a los ojos y su mirada me hizo cambiar de opinión.
-¿De verdad?-me preguntó con miedo.
-Te lo prometo.-le dije cogiéndole la cara.-Además, Cris tiene novio.
-¿Tiene novio?-me preguntó extrañada.
-Si. Pero venga, vamos a dejarlo. ¿A quién le importa eso?-le dije levantándome de la silla para limpiar los pocos platos sucios que aún restaban en el fregadero.
-Tienes razón.-oí en un susurro por su parte. Seguidamente, noté cómo se levantaba y me dejaba el vaso ya vacío a mi izquierda. Se puso detrás mío y se pegó a mí. Lentamente y con cuidado, me rodeó la cintura con sus brazos, acariciándome la barriga con sus manos. Apoyó su cabeza a mi espalda y suspiró. Me hizo paralizarme de golpe.
-Lo siento Dani... no tendría que haberte preguntado nada...-sus caricias hicieron que se me pusiera la piel de gallina y su humilde voz aún daba vueltas por mi mente.
-N.no te preocupes...-musité.
-Te quiero.-dijo antes de darme un beso en la nuca. Al rozar sus labios con mi piel, me provocó un cosquilleo por todo el cuerpo. No despegó sus labios de mi nuca. Siguió dándome suaves besos hasta que yo no pude más y dejé los platos para girarme hacia ella. Sonrió al ver mi cara de placer.
-Yo también te quiero Anna.-le susurré abrazándola fuertemente.-Y mucho.
Noté su sonrisa, aunque no la viera por estar abrazándola. Me dio un beso en el cuello que hizo estremecerme sin más. Tenía las manos mojadas y le estaba dejando la camiseta igual que éstas... Me separé al notarlo.
-Perdona... te he dejado la camiseta mojada...-le dije sin lograr sacar una sonrisa.
-Jaja. No te preocupes...-dijo.-Aunque... así mojada voy a coger frío.
Su tono de voz cambió de repente. Y su mirada también. Me miraba con deseo, sus ojos hablaban por si solos. La cogí de la mano y la llevé hasta mi habitación. La hice sentarse sobre la cama y me arrodillé en frente suyo. Poco a poco, mis manos se aferraron a su camiseta y subieron lentamente para que ésta se deslizara, hasta conseguir quitársela del todo. Dejé la camiseta encima de la cama y observé a Anna. Es preciosa, me dije a mi mismo. En mi vida había tenido tanta suerte...
-¿A qué esperas?-me dijo con una sonrisa pícara.
-A que tú hagas lo mismo...-le susurré. Me miró y, aún sonriendo, me quitó la camiseta de la misma forma en que yo lo acababa de hacer. Al notar sus dedos por mi piel, mi deseo ascendió brutalmente. La agarré por la cintura, acercándome cada vez más a sus labios. Me moría por besarla. Sonrió al verme así y por fin pegué nuestras bocas. La besé profundamente, sin olvidarme de ninguna parte de sus labios. Me devolvió el beso haciéndolo aún más profundo, hasta que nuestras lenguas chocaron y se mezclaron sin parar de formar parte de ese beso.

dimarts, 1 de novembre del 2011

Capítulo 122: Mentirle

-¿Cómo? ¿A qué viene eso ahora?-le pregunté mirándola extrañado.
-Tienes razón, no es asunto mío pero... mira Dani, sabes lo que pasó con Miki en Croacia, y si no, ya te lo habrás imaginado... Ayer, cuando te llamé por teléfono... no me pude aguantar más y, lloré, me desahogué de todo el sentimiento de culpa y de odio que me tengo a mí misma por haberte hecho esto.-tenía el codo apoyado sobre la mesa, y su cabeza sobre su mano. Estaba mirando hacia sus muslos, dónde tenía la otra mano entre ambos.
-Anna, Anna, Anna...para. No. No te quiero ver así. Yo pensaba que llorabas porque me echaste de menos, pero no quiero que te sientas culpable...-me cortó.
-¿Dani, cómo quieres que no me sienta culpable? Me fui a Croacia con él, dejándote aquí en Madrid... sólo de pensar cómo te has podido sentir, ya me vienen las lágrimas otra vez...-su voz ya había cambiado. Estaba temblando y tenía un nudo en la garganta. Estuve unos minutos observándola en silencio.
-Pero.
-¡No! ¡No hay peros! No me niegues que no lo has pasado mal, te lo noté cuando me llamaste...-sus manos acababan de ascender hasta su cara, y las lágrimas justo acababan de aparecer... Le quité las manos de la cara y cerró los ojos. Si, estaba llorando. Hizo un esfuerzo por abrirlos y mirarme a la cara, pero su sentimiento fue superior a ella, y terminó por volverlos a cerrar.
-Bff... no seas tan dura contigo misma.-le dije observándola con detenimiento.-Lo pasé mal si, te echaba de menos, pero salí con mis amigos, y, no sé... me animé un poco.
-¿Un poco? Dani... ayer me puse en tu papel y... te voy a ser sincera, yo no lo podría haber soportado... Me imaginé que tú te ibas de viaje con otra chica y...
-¿Por qué piensas eso? Anna, ya está. Ya ha pasado. Ahora vuelves a estar aquí, conmigo. Será como si no hubiera ocurrido nada.-le dije cogiéndole las manos.
-Ya, pero... no puedo parar de pensar en...-la corté.
-Vale. Dime, ¿qué puedo hacer para que te sientas mejor?-le dije acercándome a ella.
-Tú no tienes que hacer nada... esto debería ser al revés. Yo tendría que consolarte a ti pero, ya que soy tan pava...
-No eres pava.-le dije seco. Me miró a los ojos y se le escapó una pequeña sonrisa.
-A lo que iba, que... respecto a la pregunta que te he hecho antes... ¿cuál es tu respuesta?-me dijo mirándome a los ojos.
-¿Qué pregunta?
-Dani... dime que te acostaste con alguien, por favor. Así conseguiré quitarme de encima este sentimiento... no puedo con él...
-Pero An.-me cortó otra vez.
-Dani, por favor. ¿Te acostaste con alguien?-me preguntó seria. No sé si fue su mirada, el querer que se sintiera bien o el quererla tanto... pero algo me hizo responderle.
-Sí.-le susurré. No me gusta mentirle, y menos si es sobre este tema, pero esta vez, me vi obligado a decirle que sí. Su cara se iluminó, no sé si por alegría o por sorpresa pero su expresión cambió de repente. Estuvimos otro rato en silencio, mirándonos el uno al otro. Nuestras manos aún estaban pegadas. Yo me había puesto nervioso, no me gustó mentirle a Anna. De repente, se acercó más a mi y me abrazó. No me gustaba esa situación...
-Gracias.-me susurró al oído. Negué con la cabeza pero le devolví el abrazo.
Tenía ganas de gritar a los cuatro vientos que lo que le acababa de decir era mentira, que no me había acostado con nadie, que lo había pasado mal los días en que ella no estuvo, pero por alguna razón que aún hoy no he conseguido descubrir, no pude. No pude hacerlo. No me salían las palabras. Sentí impotencia, por tener que mentirle. No soporto mentirle, me dije mientras seguíamos abrazándonos. Pero la quiero tanto, que hasta soy capaz de hacerlo para verla feliz. Porque eso es lo único que me hace feliz a mi también, ahora mismo.