dimarts, 20 de setembre del 2011

Capítulo 108: Te quiero tanto...

Anna seguía llorando. Yo ya me había levantado para ir al baño. Estaba dentro, aún pensando. Me senté sobre la tapa del váter de caras al espejo. ¿Y ahora qué? me pregunté a mi mismo. No sé qué es lo que tengo que hacer, no sé ni lo que quiero. En otras ocasiones, lo tuve más fácil: después de que ella me pidiera perdón la perdoné, pero ahora... no es ella la que me tiene que pedir perdón. Ni yo. No hay nada que perdonar. En ese momento, me quedé mirándome y de pronto escuché a Anna, aún llorando en el salón. No puede ser.. no puedo dejarla llorar de esa manera. Abrí la puerta muy rápidamente, salí corriendo del baño hasta llegar al salón. Anna aún seguía sentada en el sofá, con las manos en la cara.
-Anna...-dije corriendo hacia ella. La abracé fuertemente, fue como un instinto, no pude evitarlo.-no llores más.
Se sorprendió al abrazarla y me abrazó ella aún más fuerte, como si lo necesitara de verdad. Me apretujó contra ella mientras me empapaba el hombro de lágrimas. Pero entonces me daba igual. Solo quería que Anna parase de llorar, que se tranquilizase y así lo hizo. Estuvimos un buen rato en la misma posición. Le acariciaba lentamente la espalda para que su respiración no fuera tan rápida.
-Annita...-le susurré.-no pasa nada.
Suspiró varias veces y luego se apartó un poco de mi, aún abrazándome pero más suavemente. Giró un poco su cabeza hasta alcanzar mi hombro con sus labios y darme un beso que me hizo estremecer.
-Gracias.-me susurró después del beso.
-¿Por qué?
-Por ser capaz de decirme que no pasa nada, aunque pienses todo lo contrario, sólo para que yo esté bien. Te quiero tanto, Daniel...-me susurró esta vez ella. Sonreí al escuchar sus palabras. Tenía razón.
-No me digas eso...-susurré.
-¿Por?
-Que ahora voy a llorar yo... y pareceremos dos fuentes...-dije.
-Jajajaja.-se rió y me volvió a abrazar cogiéndome por el cuello y apoyando su nariz en la mía. Los dos nos sonreímos y la miré a los ojos. ¿Cómo puedo quererte tanto? pensé observándola.
-¿Me das un beso?-me susurró aún con la sonrisa en la boca.
-¿Crees que te lo mereces?-le contesté con el mismo tono de voz.
-No.-dijo seria bajándome la mirada. Entonces sonreí y junté mis labios con los suyos. Me separé un poco y la besé lentamente. Tardó un poco en reaccionar pero al hacerlo, me devolvió el beso y nos besamos durante mucho más rato. Los dos necesitábamos volvernos a sentir de esa manera, volver a encontrar nuestros labios y saborearlos como nosotros sabemos. Seguíamos besándonos y no pude evitar sonreír dentro del beso. Anna lo notó y también sonrió. De pronto, noté su mano acariciándome la cara suavemente y se la agarré. Sin darnos cuenta, poco a poco nos habíamos desplazado hasta el pasillo. Estábamos medio a oscuras cuando nos separamos. Nuestras miradas volvieron a buscarse hasta encontrarse. Me encanta su mirada, me encantan estos ojos... no por su color, sino por lo que sienten, por lo que me transmiten... me dije a mi mismo. Tardé poco en volver a sentirla. Nos estábamos besando otra vez, sin parar de acariciarnos. Si ahora mismo me concedieran un deseo, sólo uno... lo rechazaría. Porque no me haría falta. En estos momentos, soy la persona más feliz del mundo.

4 comentaris:

  1. Precioso, sinceramente precioso. Me he emocionado leyendo, con cada frase transmites más y eso es gratificante. Gracias por escribir estos magníficos capítulos. Abruzos <3

    ResponElimina
  2. GUAOO! :O IN_CRE_I_BLE! en serio! uno de los mejores! pero siguiente pero ya! ;)

    ResponElimina
  3. claudia te has superado! enhorabuena, increíble, preciosooo!

    ResponElimina
  4. GENIAL!
    ojala fuer esto verdad :P
    Siguiente ^^

    ResponElimina