diumenge, 31 de juliol del 2011

Capítulo 28: Algo inesperado

Fui de camino a casa de Anna . Ahora era yo el que necesitaba verla. Toqué el timbre y me abrió enseguida. Iba con la misma ropa del programa y no se había desmaquillado. Tenía el maquillaje esparcido de tanto llorar y me estaba mirando. Nada más verla la abracé y le di un beso en la mejilla. Volvió a llorar.
-Ya estoy aquí cuqui.-le susurré al oído para que se tranquilizara.
-Dani...-consiguió decir mientras lloraba.
-Shhh. Calla, no digas nada, no hace falta.-le dije aún abrazándola. Cuando se tranquilizó un poco me separé y nos sentamos en su sofá.
-Gracias por venir. Necesitaba verte. No lo aguantaba más... Me siento tan sola...-me dijo bajando la mirada.
-Yo también quería verte. Ahora estoy aquí, ya no estás sola. Vamos, que te preparo la cena.-le dije levantándome.
-Quédate a cenar, por favor.-me dijo siguiendo la mirada allá donde yo iba.
-Vale.-dije. Le preparé la cena mientras ella me observaba. Me había seguido y se había sentado en una de las sillas de la cocina.
-Es extraño... Nunca me habría imaginado ver esta escena. Yo, destrozada porque lo he dejado con Miki observándote en mi casa haciendo la cena.-me dijo sonriendo.
-No te creas, yo tampoco me lo había imaginado. Pero la vida es así, nunca te esperas nada de lo que pasa.-le dije sin mirarla siguiendo con la cena.
-Me encantas.-me susurró al oído. Se me puso la piel de gallina. Y paré de hacer lo que estaba haciendo. Se había levantado de la silla y se había acercado a mí. Me estaba tocando la espalda con sus manos y tenía la cabeza apoyada en mi hombro izquierdo. Al cabo de unos segundos, sonreí. Ella también sonrió al ver que se me había puesto la piel de gallina.
-Y tu a mi.-le dije continuando con la cena. Estuvimos unos minutos más en silencio hasta que me lo dijo.
-Ya, pero no de la misma manera.-dijo separándose de mi y volviendo a sentarse. ¿Qué quería decir? No me podía creer lo que acababa de oír. ¿Se refería a que yo le gustaba? Me volví a paralizar. Dejé el cuchillo que tenía en las manos y me giré hacia ella. La miré a los ojos.
-¿A qué te refieres?-le pregunté algo nervioso. Me miró y me volvió a sonreír.
-Pues, que me ayudas en todo sin recibir nada a cambio. Porque me abrazas, me escuchas y me mimas. Porque me haces sentir muy bien y porque eres mi mejor amigo.-me dijo devolviéndome la mirada.
-¿Ah si? ¿Soy tu mejor amigo?-le pregunté sonriendo.
-Pues si...-me dijo algo tímida.
-¿Ves? Eso tampoco me lo esperaba.-le dije aún sonriendo.
-Claro porque tu no sabes nada...-me dijo muy seria y se fue al salón. Esta chica si que me va a volver loco... ¿Que yo no sé nada? Más bien no entiendo nada... Me lavé las manos y dejé la cena haciéndose al fuego. Volví al salón y no estaba.
-¿Anna?-dije en voz alta. No respondió.
-Anna, ¿dónde estás?-volví a gritar. Me decidí a buscarla por la casa. Quería que me aclarase lo que me acababa de decir en la cocina porque no podía dejarme así. Lo que me acababa de decir era... algo inesperado, para mi.

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