dijous, 4 d’agost del 2011

Capítulo 42: Por una pequeña grande historia

Estaba aún en la cocina. Ya eran las 8:10 cuando sonó el timbre. Me puse nervioso de repente. ¡Ya estaba aquí! Me puse bien la camisa y me dirigí hacia la puerta. La abrí: allí estaba mi Annita. Superándose a si misma cada día. Llevaba un vestido negro escotado, tacones del mismo color y el pelo planchado del programa. Nada más verla, sonreí como un tonto.
-Hola Daniel...-me dijo sonriendo.
-Tu me quieres volver loco... pues lo has conseguido.-le dije sin parar de mirarla.
-Jajaja. Estás muy guapo.-me dijo y entró. Le di un beso en los labios y nos fuimos al salón.
-Tu estás, estás... pff ya no me quedan piropos, ¡te los he dicho todos!-le dije con cara de deseo.
-Jajaja cállate...-me dijo. Se sentó al sofá y me miró esperando a que me sentara a su lado.
-Vuelvo en un segundo.-le dige dirigiéndome hacia la cocina para ver cómo estaba la cena. En un minuto, volví.-Todo perfecto.
Me sonrió.
-Si que te lo has currado... ¿Y eso?-dijo señalando las velas de la mesa.
-¿No te gusta?
-Me encanta.-dijo levantándose y cogiéndome la cara. Me dio otro beso.
-Tu sí que me encantas Anna. En serio, me tienes loco de verdad.-dije muy serio. Esta vez no sonrió, me miró igual de seria contemplando mi expresión. Se acercó más a mi y me volvió a besar, más lentamente, durante mucho rato...
-Tu también me traes loca.-me dijo con su frente pegada a la mía. Sonreí. Nos separamos y me acerqué a la mesa. Aparté la silla de ésta para que ella se sentara.
-¡Oh, qué caballero!-me dijo mientras se sentaba. Nos reímos y fui a buscar la cena. La serví y me senté yo también. Empezamos a cenar. Yo, observando su rostro, sus ojos, más claros a la luz de las velas y su boca, esa boca que me encanta, más rosada por el vino. Se apartó un mechón pelo con la mano y me miró. Puso la mano sobre la mesa para que se la cogiera. Lo hice y se la besé. Qué tensión...
-Está todo muy rico. Gracias Dani, por currártelo tanto y hacerlo con tantas ganas pensando en mi. Me he pasado toda la tarde pensando en ti. Intrigada por lo que me iba a esperar esta noche y con unas ganas locas de verte.-me dijo. Se lo agradecí con la mirada y me lamí los labios. Acabamos de cenar y me levanté. Le cogí la mano y la llevé hasta mi habitación. Ya estaba la música puesta, bajita, eso sí. Abrió los ojos al ver que también había velas en la habitación y me miró mordiéndose el labio.
-Madre mía.-dijo observando cada rincón.
La cogí cuidadosamente y la coloqué encima de la cama. Se sentó apoyada en la pared y me miró. Le quité los tacones y me fui un momento. Volví con dos copas y una botella de champán. Me miró abriendo la boca.
-¿Champán?-me preguntó.
-Para celebrarlo. Para celebrar que estamos juntos, porque todo lo que estamos viviendo estos últimos días es...-me cortó.
-Es precioso. Siéntate.-me dijo. Abrí el champán y me senté a su lado dándole una copa. La cogió y brindamos.
-Por una pequeña grande historia que acabamos de empezar.-dijo. La miré. Los ojos le brillaban, como todas las veces que la he mirado últimamente. En ese momento recordé que estaba enamorado de ella, enamorado hasta las trancas y lo que más me satisfacía, era que sabía que ella también lo estaba de mi.

4 comentaris:

  1. joder!! tu me quieres matar no? jajajaj dime que no nos dejas asi!! q aun hay otro!

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  2. Aaaaay. ¿Dónde hay que llamar para que me traigan a uno como éste?

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  3. Mejor encargamos tres. Voy a llamar.

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