dilluns, 8 d’agost del 2011

Capítulo 54: Gritos y lágrimas

Me quedé paralizado mirando la puerta. Anna había parado de reír. En ese momento me vino a la cabeza la imagen de Lara y me puse muy nervioso. Más que nervioso...
-¿Vas tu?-me dijo Anna des de la cocina.
-Si...-le dije. Ya me estaba temblando la voz. Cerré la puerta de la cocina, donde se encontraba Anna. Me quedé en silencio unos segundos, sin saber qué hacer y lentamente fui andando inseguro hasta la puerta de la entrada. Cogí el interfono lentamente y me lo coloqué en la oreja. Me estaba hundiendo en mis propios nervios. ¿Qué hago? ¿respondo o no respondo? Uf...
-S-si-i..?-conseguí decir al cabo de unos segundos en silencio. Ya no me notaba el tiempo entre latido y latido, estaba esperando la respuesta de la persona que había tocado el timbre.
-¿Dani? ¿qué pasa?! ¡te estaba esperando! Ya te vale... ¡me has dejado plantada!! Tienes el móvil apagado y encima tardas en contestar al timbre. ¿¡Qué coño ha pasado!? No me digas que te has olvidado...-dijo una Lara muy, muy cabreada. Pues si, era ella, ¿quién iba a ser si no? me dije.
-Lara... Lo siento muchísimo...-le susurré.
-¿Qué dices? Dani, ¿por qué hablas tan bajo? ¿Que lo sientes? Mira, eso no me vale.-me dijo aún más cabreada.
-Lara, ahora no puedo hablar... Ya te lo contaré.-le volví a susurrar.
-¿Cómo? ¿Pero tu quién te crees que eres? He estado una hora esperándote, ¡una hora!! ¿Y ahora me vienes y me dices que no puedes hablar conmigo? No me lo puedo creer... Eres un cabrón, tio. ¿Me merezco al menos una explicación, no?-dijo gritándome. Cada palabra suya era una puñalada para mi. Me aparté un poco el interfono de la oreja porque me estaba dejando sordo...
-Lara, lo siento, de verdad. Pero... ha venido Anna a casa y... no tuve tiempo de decírtelo...-le dije.
-¡Me importa una mierda que haya venido tu Annita a tu casa!! Oye, yo no me merezco esto. Encima del daño que me hiciste, ¿ahora me vienes con esto? Mira, vete a la mierda.-dijo y supongo que se fue porque no oí ni una palabra más de ella. Me quedé en silencio mirando al suelo.
-Dani, ¿qué pasa? ¿Por qué has cerrado la puerta?-apareció Anna abriendo la puerta de la cocina y acercándose a mi. Yo estaba de espaldas a ella, aún paralizado.
Dani! ¿Quién era?-me dijo acercándose más a mi. Yo no podía responderle. Hacía rato que me notaba las lágrimas detrás de los ojos y me estaba conteniendo pero cuando Anna me tocó la espalda me derrumbé y empecé a llorar.
-Cari, ¿qué te pasa? ¿por qué lloras?-me preguntó Anna. Ya me había girado hacia ella y me estaba tapando la cara con las manos. Al verme así Anna me abrazó fuertemente. Apoyé la cabeza en su hombro y también la abracé. Me cayeron algunas lágrimas pero al abrazarme con Anna me tranquilicé un poco y me separé. Ella me cogió de la mano y me trajo hasta el sofá. Nos sentamos el uno al lado del otro.
-Dime, ¿qué ha pasado?-dijo Anna con un tono de voz más tranquilo. Me estaba mirando fijamente. No entendía nada.
-Anna... sé que te vas a enfadar. No te he contado una cosa.-le dije sin mirarla a los ojos.
Ella me miraba preocupada.
-Cuéntamelo.-me dijo muy seriamente.
-No es muy grave pero... uff... soy idiota. Te lo tendría que haber contado...-le dije. Anna ya no me tocaba. Me estaba mirando fijamente pero no me daba ninguna muestra de afecto ni de cariño. Tenía miedo a su reaccion al contárselo pero tenía que hacerlo.

2 comentaris:

  1. nooo!! pobreee!! que venga aqui! jajaj q yo le consuelo! XD
    genial!! Anna no la cagues colega!!
    MASSSSS!

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  2. Calimarlen, tu le consuelas y todas nosotras jejeje. ¿Qué dirá Anna?

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