dissabte, 6 d’agost del 2011

Capítulo 48: ¡Yo te quiero a ti!

Llegué a su casa con una sonrisa en la boca. Toqué el timbre y esperé a que me abriera. A los pocos segundos me abrió y su cara se iluminó al verme.
-¡Tu eres tonto! ¿Por qué no me has contestado al mensaje?-me dijo sonriendo.
-Jajaja, ¡porque te quería hacer una sorpresa, abuela!-le dije abrazándola. Cerré la puerta y me volvió a oler. Luego sopló. Si, la colonia siempre funciona, me dije.
-Bff me encanta ese olor...-dijo dándome un beso en el cuello. Yo sonreí y la cogí en mis brazos. La traje hasta su habitación mientras ella me abrazaba y no paraba de darme besos en el cuello. Al pararme delante de su cama, aún me besó más efusivamente y me salió una risa tonta. Ella se rió. La dejé estirada en la cama y me coloqué a su lado. Se giró hacia mi y se puso encima mío.
-¿Con que esas tenemos, eh?-le dije sonriendo sin parar de mirarla. Me abrazó y al hacerlo la cogí y la giré colocándome yo encima suya. Se rió sin parar de besarme y me volvió a girar consiguiendo volver a su posición inicial: encima de mi. Aún besándonos como dos desesperados le quité la camiseta dejándola en sujetador. Ella hizo lo mismo con el resto de mi ropa y acabamos haciendo el amor fugazmente por segunda vez, esta vez en su cama.

Estábamos abrazados, sin ropa, mirándonos el uno al otro. Ya eran las nueve y media de la noche.
-Te quiero amor.-me susurró. Estábamos mirándonos con nuestras frentes pegadas. La volví a besar como respuesta a que yo también la quería. Y mucho. Estuvimos unos segundos más abrazados en silencio hasta que se separó de mi.
-¿Qué pasa?-le pregunté.
-Nada, tengo hambre, ¿tu no? ¿Vamos a cenar?-me dijo poniéndose la ropa interior.
-Está bien.-le dije. Nos vestimos y fuimos a un restaurante cerca de su casa. Durante la cena estuvimos hablando sobre nosotros, sobre lo nuestro.
-Anna, ¿puedo preguntarte algo?-le dije mirándola a los ojos.
-Si.-tardó un poco en contestar.
-¿Has vuelto a ver a Miki des de que cortasteis?-le pregunté seriamente.
-¿Por qué me preguntas eso ahora?-me dijo.
-Sólo quiero saberlo... ¿Si o no?-insistí.
-Bueno, lo vi este fin de semana en Mollet pero él no me vio. Lo vi des de el balcón de mi casa. Estaba parado en mi portal de brazos cruzados. Creo que quería subir a mi casa pero al final no tuvo valor y se fue...
-¿Qué? ¿Anna, y por qué no me lo as dicho antes?-le dije mirándola sorprendido.
-¡Y qué más da! Ya no estoy con él, estoy contigo y eso te debería dar igual.-me dijo algo seria.
-Ya lo sé. Pero... ¿qué hubiera pasado si llega a tocar el timbre? ¿Lo hubieras abierto?-le dije poniéndome algo nervioso.
-No lo sé... Dani, no importa. Sólo hubiéramos hablado y ya está...-me dijo mirando su plato de comida.
-Así que le hubieras abierto... ¿Y le hubieras contado lo nuestro?-le dije sin parar de mirarla.
-Mira Dani, no te lo tendría que haber dicho. Además, ¡no hubiese pasado nada! No sé ni de qué hubiéramos hablado pero ¡no te comas más el coco! No tocó el timbre así que dejémoslo.-me dijo ya algo cabreada.
-Lo siento pero no puedo evitar ponerme nervioso y pensar en lo que hubiera pasado...-le dije agarrándole la mano.
-Pues no lo pienses más. ¡Yo te quiero a ti, tonto!.-me dijo mirándome fijamente. Decidí tranquilizarme, Anna tenía razón. Acabamos de cenar y al salir del restaurante me tropecé con una persona que entraba.
-Perdón.-le dije. La miré para disculparme y me quedé sin habla al ver quién era.

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