dijous, 4 d’agost del 2011

Capítulo 43: Una lágrima de amor

-Eres perfecto.-me dijo mirándome fijamente a los ojos.
-Anna, sabes que no...-me puso su dedo índice en los labios haciéndome callar.
-Eres perfecto, para mi.-dijo y la observé mientras se acababa la copa de champán.
-¿Quieres más?-le dije cogiendo la botella.
-No.-me contestó muy seria.-Y tu tampoco.-dijo cogiendo mi copa aún llena y tirándola al suelo. Me quedé sin habla. El sonido de la copa cayendo contra el suelo nos hizo restar en silencio durante unos segundos. Me cogió la cara con su mano derecha y me empujó lentamente hacia ella. Si digo que me dio un beso, me quedo corto. Me besó con toda la pasión que derramábamos los dos esa noche haciéndome sentir en las nubes. Yo se lo devolví intentando mejorarlo pero sin conseguirlo y me coloqué encima suyo. Le rocé los labios con los míos bajando hasta su cuello y besándoselo con todo mi deseo. Poco a poco, nuestra respiración se iba acelerando y nuestro pulso, también. Le desabroché el vestido con mucha suavidad y se lo quité. Ella hizo lo mismo con mi camiseta sin poder parar de besarme. Me acarició todo el torso desnudo produciéndome un escalofrío. Me empujó hacia ella y la volví a besar. Me desabrochó los pantalones hasta conseguir quitármelos. Nos habíamos quedado los dos en ropa interior. Entonces acaricié todas las partes de su cuerpo besándolas cada vez que se estremecía. Y allí, acabando de conocer nuestros humildes cuerpos, hicimos el amor, conociéndonos más profundamente y ambos haciéndonos sentir parte del otro y sintiendo al otro, parte de nosotros.

No estaba dormido. Ya eran las cuatro de la madrugada y tenía su cabeza sobre mi pecho desnudo. Le estaba acariciando el pelo mientras sentía su respiración, ahora más lenta que antes. Ella tenía su mano sobre mi barriga y su pierna encima de las mías. Sabía que aún estaba despierta. Baje más abajo incorporándome a su lado para así tener mi cabeza a la altura de la suya y la miré. Acababa de abrir los ojos y también estaba mirando los míos. Aún le brillaban más que antes y le acaricié la cara con mi mano izquierda.
-Te quiero.-le dije susurrando sintiéndolo de verdad aún con mi mano en su cara. Ella seguía mirándome y puso su mano sobre la mía.
-Yo también te quiero.-me susurró. Me encantaba estar así. Observando su belleza con la escasa luz de la luna que entraba por la ventana de la habitación. Entonces, aún mirando sus ojos vi como le regalimaba una dulce lágrima de su ojo izquierdo. Una lágrima de felicidad, de placer y de amor. La miré y sonreí. Me acerqué más a su cara y le di un beso muy sentido.
Los dos cerramos los ojos y nos dormimos en esa misma posición.

Abrí un ojo y vi que se estaba moviendo. Se había girado para mirar la hora en el reloj. Se volvió a girar y me vio ya con los dos ojos abiertos, mirándola.
-Buenos días amor.-me dijo. La cogí del brazo y la traje hacia mi para darle un beso.
-Buenos días princesa.-le contesté. Me sonrió y se levantó.
-Ya es tarde y tenemos que levantarnos, hoy hay programa...-me dijo con pocas ganas.
Estaba tan embobado pensando en la noche que habíamos pasado que ni me acordaba de que teníamos programa. La seguí observando mientras se levantaba y subía la persiana hasta conseguir que el sol me iluminara la cara.

2 comentaris:

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